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Economia

El dólar libre rompió el piso de los $1.000 y perdió casi la mitad de su valor desde que asumió Milei

El “blue” opera a $980, un mínimo desde el 15 de diciembre. Con una inflación acumulada de 90% en cuatro meses, vale 47% menos en términos reales. Por qué el billete verde es el gran derrotado en el mundo inversor

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Este viernes el dólar libre se negocia con una caída de 20 pesos o 2%, a $980 para la venta, su precio más bajo desde el 15 de diciembre del año pasado, prácticamente cuatro meses atrás, ni bien se inició la gestión presidencial de Javier Milei.

Estas son las claves de esta baja:

En la jerga del mundo financiero, “flujo ‘mata’ fundamento”. Y la gran cantidad de pesos que se dirigieron a la demanda de acciones y bonos en las últimas semanas -y también a plazos fijos y Fondos Comunes de Inversión- relegaron a la divisa norteamericana, tradicional refugio en épocas de alta inflación.

Esta menor demanda de dólares es uno de los motivos de la debilidad de las cotizaciones. El dólar libre vale hoy 1% menos que los $990 del 7 de diciembre -antes de asumir Milei-, frente a una inflación acumulada en cuatro meses próxima al 90%; esto es una pérdida real de precio del 47% para el billete verde en este lapso.

-Otro motivo de la baja del “blue” viene del lado de la recesión. Muchos ahorristas se vuelcan a la venta de billetes atesorados para cubrir gastos, mientras que la demanda es baja, justamente por la escasez de pesos provocada por el alto costo de vida.

La estrategia oficial de “pisar” al dólar mayorista, que sube a un ritmo de 2% mensual y muy por debajo de la inflación, contribuye a calmar las expectativas devaluatorias. A la vez -y aún con un fuerte “cepo” de por medio”- la decisión de permitir la liquidación del 20% de las exportaciones a través del mercado de valores -al precio del “contado con liquidación”- abasteció de sobra a este circuito del dólar, lo que estabilizó también a las paridades bursátiles -el “liqui” ronda los $1.040 y el MEP, los $990- e, indirectamente, le puso techo al “blue”.

Con el segundo trimestre del año se inicia el período de máxima liquidación de exportaciones del agro, que garantiza un importante ingreso de divisas y cierta calma cambiaria y le brinda una base sólida a la estrategia del Banco Central.

Otro factor a considerar es el de las tasas de interés. Éstas son inferiores a la tasa de inflación, pero muy superiores a la de devaluación. En este sentido, una importante masa de pesos quedó dentro del sistema en colocaciones a plazo fijo y fondos comunes de inversión y desactivó la demanda de divisas en el corto plazo.

En abril el plazo fijo asoma como una inversión ganadora y a la vez conservadora frente al billete verde, en esta tradicional puja entre las dos opciones más utilizadas por los pequeños ahorristas de la Argentina. Con la rebaja de la tasa de política monetaria implementada por el Banco Central el 12 de marzo, desde el 100% nominal anual al 80%, también cayeron los rendimientos de los plazos fijos, desde el 110% al 70% nominal anual. Esto significa para el ahorrista una tasa de interés mensual por su depósito a plazo fijo en torno al 6%, aún lejos de una inflación minorista en la zona del 10 por ciento.

En este sentido, el beneficio de dejar los pesos en el banco pasa por la ganancia medida en dólares, pues la inflación le está sacando ventaja a ambas opciones de ahorro. En 2024 la inflación acumulada ya alcanza el 50%, contra un 25% que rindió el plazo fijo tradicional, y un -4,4% que arrojó el dólar libre.

El analista y asesor de negocios Salvador Di Stefano explicó que “con la caída de actividad económica, más los altos niveles de inflación, el dólar dejo de ser un objeto de deseo, los pesos son escasos, los dólares abundantes y el billete esta bajando para cotizar en los tres dígitos”.

“Estamos en un plan económico inédito para la cultura argentina de solo comprar dólares y atesorar. Hay que cambiar el chip y darse cuenta que hoy la economía pasa por otro lugar, muy distinto con el convivimos durante los últimos 23 años. La mejor recomendación es rememorar lo que sucedía en la convertibilidad para lograr una aproximación, sin desestimar que este plan es más ingenioso y que busca desmonetizar la economía pasando a una competencia de monedas”, puntualizó Di Stefano.

El superávit fiscal alcanzado por el Gobierno impulsó a bonos y acciones, y postergó a los dólares alternativos, que este año son los grandes derrotados por la inflación

Para el economista Gustavo Ber, “con una acumulación de reservas a todo vapor, y una cosecha que asegura una gran oferta de divisas en los próximos meses, es que continúan pinchados los dólares financieros, dado que los operadores reconocen que los flujos continúan al mando en esta etapa. El exceso de dólares del campo se complementa con una menor demanda a raíz de la dura recesión en curso y el cepo, así como el ‘efecto descanuto’ de algunos agentes económicos al tener que liquidar tenencias para financiar sus compromisos corrientes”.

“La expectativa es que el crawling peg de 2% se mantenga durante abril, buscando consolidar la desaceleración de la inflación y continúa siendo nuestro escenario base hasta que la inflación caiga a un dígito. Solo entonces el ritmo de devaluación podría elevarse cerca del nivel de inflación para impedir un atraso cambiario que ponga en riesgo la acumulación de reservas”, destacaron los expertos de Adcap Grupo Financiero.

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Inflación promedio mensual del 5% hasta fin de año y una salida del cepo lejana: las expectativas en las que pone plata el mercado

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Una nueva cifra de expectativa de inflación futura que circula en el mercado muestra que los inversores se mantienen bastante en línea con el sendero de desaceleración que prevé el Gobierno de Javier Milei. Para el período abril-diciembre esperan que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec avance a un ritmo del 5,2% mensual promedio, aunque la salida del cepo cambiario está más lejos.

A diferencia de los relevamientos que realiza el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y encuestas entre especialistas a cargo de privados, este dato no surge de ninguna consulta. Nace del riesgo que están dispuestos a asumir los inversores en el mercado. Nadie hace sus números y los comparte sino que las cifras permiten leer la visión por la que se juega cada operador cuando compra o vende un bono en pesos.

La vuelta de los bonos del Tesoro a tasa fija (Lecaps) implica que se pueda observar en tiempo real las expectativas de nominalidad de la economía a través de un indicador que se conoce como inflación implícita o “Break even”. El ejercicio es posible a través del cálculo de la tasa de inflación que dejaría indiferente a un inversor entre posicionarse en una Lecap y comprar un título ajustado por inflación (CER).

En definitiva, responde a la pregunta: ¿Cuánto tienen que pagar los bonos CER para rendir lo mismo que uno a tasa fija? (los rendimientos son esperados, no asegurados)

Un informe de GMA Capital, la firma conducida por Nery Persichini, detalló que con el rendimiento actual de la S31M5 (tasa fija) en 4,1% Tasa Efectiva Mensual y tomando el cierre del Boncer T2X5, se espera un IPC promedio de indiferencia entre abril y diciembre es de 5,2 por ciento.

Los bonos en pesos anticipan un IPC promedio de indiferencia entre abril y diciembre es de 5,2 por ciento.Los bonos en pesos anticipan un IPC promedio de indiferencia entre abril y diciembre es de 5,2 por ciento.

“Desde GMA hacemos el ejercicio de tomar las estimaciones del BCRA para los dos primeros meses, y buscamos aquellas tasas mensuales que, de manera gradual, convaliden la inflación implícita entre la tasa fija y CER”, explicaron.

Un informe de Cohen resaltó: “Impulsados por la reducción de intereses, los bonos a tasa fija volvieron a ofrecer la mejor performance de las curvas en pesos. En la última semana, las lecaps ganaron un 4,0% y sus TEMs oscilaron entre 3,8% y 4,1%; en tanto que el TO26 ganó un 6,8% semanal y comprimió su TEM a 3,2%. Los bonos CER sufrieron un duro golpe y cayeron un 5,5% promedio a pesar de la fuerte intervención del BCRA para sostener la curva”.

“A estos niveles, la inflación promedio implícita es del 4,7% para lo que resta de 2024 y del 2,2% entre enero y octubre del 2025. Por su parte, la demanda por cobertura cambiaria sigue sin aparecer y en la semana los bonos dollar-linked ganaron 0,3% y los duales 0,7%. En lo que refiera al dólar oficial, los precios de mercado tienen implícito una devaluación nominal promedio del 5,1% m/m hasta septiembre del 2024, seguida por un 3,3% m/m hasta marzo del 2025 y por un 4,6% mensual hasta junio del 2025″, explicaron.

La trayectoria va en línea con el discurso ante inversores que dio Milei en la cena de la Fundación Libertad. Allí destacó que el ajuste del déficit del Tesoro y del BCRA profundizará la desaceleración, que comenzó desde el 25,5% mensual de diciembre y llegó al 11% en marzo.

“Tanto los analistas como el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando nosotros llegamos estaba esperando una inflación del 250 por ciento. En un caso optimista. Bueno hoy el Fondo espera que Argentina, la inflación este año cierre en 150 por ciento. Para que cierre en 150% de acá a fin de año la inflación promedio tiene que ser del 5 y medio. Es decir que hacia fin de año está claro que la tasa de inflación, dado donde arrancamos, va a estar bastante por debajo del 5 por ciento. Estamos terminando con la inflación”, afirmó el Presidente.

Los relevamientos de precios de las consultoras ubican a la inflación de abril por debajo del 9%, en una cifra después de cinco meses, aunque los ajustes en servicios públicos pueden empañar lo que publique el dato definitivo del Indec.

Ese proceso llevó al BCRA a decidir una nueva baja de 10 puntos porcentuales para llevar la tasa de política monetaria al 60% nominal anual, 82% efectiva, negativa en términos reales. Para la entidad continuar con la “licuadora” sobre sus pasivos remunerados es central a la hora de pensar en una eventual salida del cepo cambiario. Aunque el otro frente es sumar más reservas internacionales.

Las tasas reales forward de los bonos en pesos CER tardarán en ser positivas.Las tasas reales forward de los bonos en pesos CER tardarán en ser positivas.

El equipo económico prefiere el “gradualismo” para el frente cambiario mientras sostiene un crawling peg del 2% mensual, lo que dejó al tipo de cambio real cerca de los niveles que tenía antes de la última devaluación. La curva de bonos en pesos atados a la inflación muestran que los inversores no creen en una pronta eliminación del cepo.

“Al respecto identificamos señales de que el levantamiento del cepo no estaría tan cercano como muchos creen. En concreto, a las tasas reales forward de la curva CER les lleva bastante tiempo regresar a terreno positivo. La idea detrás de este ejercicio es analizar el timing de una configuración razonable de márgenes reales que sea coherente con una situación de competencia de monedas sin restricciones. En otras palabras, para que el peso sea valorado por el mercado frente a alternativas, debería ofrecer una mayor recompensa real, ponderada por el riesgo cambiario”, advirtió GMA Capital.

En paralelo, el Gobierno todavía apuesta a convencer al FMI para que desembolse fondos frescos, en torno a los USD 15.000 millones, para ayudar a la salida del cepo. La red social X fue el canal que utilizaron en las últimas semanas el ministro de Economía, Luis Caputo, y su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, para hacer la solicitud al organismo.

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