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Sociedad

Cuándo se van los mosquitos de Buenos Aires

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La invasión de mosquitos en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el conurbano de PBA puede durar entre 7 a 15 días más, debido a las altas lluvias que se produjeron en las últimas semanas y permitieron que se reproduzcan en más cantidad. Este número siempre está atado a que no caigan nuevamente precipitaciones.

Un mosquito adulto vive entre 10 y 30 días aunque este tiempo puede variar según la especie, la temperatura, la humedad y la época del año.

Los mosquitos comienzan su vida como huevos, que son depositados por las hembras en agua estancada. Luego, los huevos eclosionan y se convierten en larvas, que viven en el agua y se alimentan de microorganismos. Después de varias mudas, las larvas se convierten en pupas, que son una etapa de transición. Finalmente, las pupas emergen del agua como mosquitos adultos.

Cómo alejar a los mosquitos para que no te piquen

  • Utilizar repelentes en la piel para que los mosquitos no intenten picarte.
  • Fumigar tu casa puede ser un buen método a corto plazo, aunque es probable que sigan apareciendo mosquitos debido a que se mueven con facilidad.
  • Utilizar un espiral antimosquitos que contienen sustancias que al quemarse los repelen. Son útiles para uso exterior, como en patios o campamentos. Deben usarse en áreas bien ventiladas para evitar la inhalación de humo.
  • Implementar lámparas o luces antimosquitos para atraerlos y eliminarlos. Pueden ser útiles en áreas exteriores o cerca de entradas a la casa.
  • Usar ropa de colores claros y que cubra la mayor parte del cuerpo puede ayudar a reducir la exposición a las picaduras.
  • Los mosquiteros en ventanas, puertas y alrededor de las camas pueden prevenir eficazmente que los mosquitos entren en las áreas de vivienda y piquen durante la noche.
  • Los mosquitos se reproducen en agua estancada, por lo que eliminar recipientes que puedan acumular agua en el exterior puede reducir su población.

Cuándo se van los mosquitos de Buenos Aires

Cuál es la peor parte del cuerpo para que te pique un mosquito, según la inteligencia artificial

  • Cara: La picazón y la hinchazón en la cara pueden ser muy molestas y afectar tu apariencia. Además, las picaduras cerca de los ojos o la boca pueden ser especialmente incómodas.
  • Ojos: Las picaduras de mosquitos en los ojos pueden causar conjuntivitis, una inflamación de la membrana que recubre el ojo. Los síntomas incluyen enrojecimiento, picazón, hinchazón y lagrimeo.
  • Oídos: Las picaduras dentro o alrededor del oído pueden causar dolor, hinchazón y zumbido en los oídos.
  • Labios: Las picaduras en los labios pueden causar hinchazón y dificultad para hablar o comer.

Por qué los mosquitos pican más a algunas personas que a otras

La razón de por qué los mosquitos pican más a algunas personas que a otras tiene que ver con el tipo de sangre y el olor corporal.

En una investigación llevada adelante por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, llegó a la conclusión de que los mosquitos se sienten mucho más atraídos por personas del tipo sanguíneo O, mientras que las del tipo A y B suelen recibir menos picaduras.

Además, también se supo que hay ciertos olores corporales que atraen a los mosquitos mientras que otros los repelen. Otro factor importante es la temperatura corporal: los mosquitos se acercan a la gente cuya temperatura corporal está más elevada.

Esto también explica por qué estos insectos pican más en verano que en invierno y por qué su presencia es más alta en lugares tropicales que en climas fríos.

Por otro lado, este estudio también reveló que los mosquitos se acercan más a las personas vestidas de rojo o negro, a diferencia del amarillo y el verde, que los repele.

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Bienestar

Sisifemia, el nuevo trastorno laboral vinculado a la mitología griega que puede llevar al colapso psicológico

Se trata de una condición que padecen muchos trabajadores en su entorno laboral. Las señales para advertirla a tiempo.

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Muchas veces intentamos llegar a hacer todas las tareas que tenemos en nuestro trabajo, además de buscar la perfección y cumplir las expectativas que los demás pusieron en nosotros, pero esta situación puede ser muy nociva, ya que se trata de un espiral sin fin en el que pierde el que se exige más de lo que puede dar.

La sisifemia es uno de los problemas más habituales en el entorno laboral: personas atrapadas en trabajos que solo les proporcionan desmotivación, en los que se exigen cada vez más sin obtener una recompensa de ningún tipo a cambio y que puede generar problemas de salud importantes.

Muchas veces buscamos la perfección en todo lo que hacemos y eso no es bueno. (Foto: Adobe Stock)
Muchas veces buscamos la perfección en todo lo que hacemos y eso no es bueno. (Foto: Adobe Stock)

Procedente de la mitología griega (Sísifo, condenado a una vida monótona) este término habla de la obsesión por el resultado final y la aprobación ajena, carente de autoestima y de la falta de sentido y significado a nuestras tareas laborales habituales. La sisifemia tiene mucho que ver con la falta de autoestima y la necesidad constante de validación externa. Este concepto provoca frustración y, según indicó la psicóloga española Fátima Castaño, el principal problema es el exceso de autoexigencia y la incapacidad de poner límites.

Los peligros de la tendencia a la sobreexigencia

A pesar de que la doctora considera que la palabra sisifemia no se utiliza como terminología diagnóstica técnica, el concepto se fundamenta “en la tendencia de la sociedad actual a la sobreexigencia, a esa falta de capacidad para decir ‘no’ que resulta tan nociva para la salud mental”.

“Me encuentro a menudo con que los pacientes establecen objetivos demasiado elevados. Si nos anotamos a hacer deporte hay que darlo todo y llegar a metas inalcanzables, si iniciamos un trabajo nuevo, queremos ascender rápido y que nuestro sueldo suba y suba, si somos madres, tenemos que ser supermujeres que lleguen a absolutamente todo”, dijo.

La especialista indicó que nos generamos demasiadas expectativas a nivel social, alimentadas en gran parte por las redes sociales en las que sólo se comparte lo bueno y damos por hecho que así debe ser. “Nos autoimponemos llegar a los estándares de calidad que vienen predeterminados socialmente, sin poner ningún tipo de filtro. Hay que llegar y no nos planteamos no poder llegar”, expresó.

Sobreexigirnos en el trabajo es perjudicial para nuestra salud. (Foto: Adobe Stock)
Sobreexigirnos en el trabajo es perjudicial para nuestra salud. (Foto: Adobe Stock)

Esta tendencia social generalizada a decir que ‘sí’ a todo, a buscar la perfección constante en el entorno laboral, a cumplir con lo que los demás esperan de nosotros, nos puede llevar al colapso psicológico, al estrés desmedido y a una frustración peligrosa por no poder cumplir con los requerimientos en los que nos embarcamos, añadió. “Tenemos que trabajar duro para volver a lo que deben ser nuestros estándares alcanzables, qué podemos hacer y qué no, cuáles son nuestras funciones reales y objetivas en función del rol para el que hemos sido contratados, nuestro sueldo y redefinir nuestro puesto recuperando el sentido común”, dijo.

Dónde están los límites

No saber decir que no y asumir todas las tareas sin ningún control de posibilidades es un grave error que sólo puede ocasionarnos problemas importantes de salud, tanto mental como física. Castaño indicó que, si lo que buscamos es una mejora o un ascenso en nuestro puesto de trabajo, que es lícito, es fundamental que orientemos nuestros objetivos y nuestros quehaceres en la dirección correcta, teniendo muy presentes siempre los límites necesarios para no morir en el intento.

La psicóloga considera que el límite va a estar en nuestra propia capacidad y en nuestra salud. “Me encuentro demasiado a menudo a personas que no saben identificar las señales que a veces el organismo nos da, esas en las que alerta de la necesidad de un descanso”, dijo y agregó: “Muchas veces la autoexigencia con nosotros mismos viene propiciada porque necesitamos encontrar la aceptación del otro. Necesitamos ese reconocimiento que nos hace buscar siempre más y más y entramos en un bucle interminable, un pozo sin fondo”.

Lo más importante es empezar a trabajar la autoestima personal, conseguir no estar tan condicionados al refuerzo externo. Para poner límites, lo primero y más importante es aprender a parar y escucharnos. Desde el silencio interior, será más fácil reconocer esas llamadas de atención del cuerpo, para poder prevenir.

Señales que alertan del problema

Algunas señales que pueden alertarnos de que la sisifemia se adueñó de nosotros tienen que ver con las dificultades para concentrarnos, así como detectar fallos ‘tontos’ en el trabajo, malestar en las relaciones motivadas por las comparaciones, ‘porque no llego a los objetivos’ y, por supuesto, la sensación de estrés asfixiante, la angustia diaria.

Un malestar general prolongado en el tiempo es una señal inequívoca de que algo no va como debería, de que no somos felices con lo que hacemos y que la angustia se está adueñando de nuestras tareas. Una vez que lo hemos identificado, el siguiente paso será poner medidas empezando por ajustar los ritmos y tiempos del trabajo. Hay que tomarse en serio trabajar la autoestima para descubrir qué es lo que nos hace felices en el entorno laboral.

Una vez visualizamos los objetivos laborales reales, debemos empezar a quitarnos todo aquello que sea accesorio o complementario, que no sea absolutamente necesario. La solución pasa por enfocarnos en cuestiones que sean saludables, que nos hagan sentir bien por nosotros mismos, dijo la experta.

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