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Asesinaron a balazos a la alcaldesa más joven de Ecuador: estaba adentro de su auto con su jefe de prensa

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La alcaldesa más joven del Ecuador, de 27 años, fue asesinada a balazos en la provincia costera de Manabí, en momentos en que rige un estado de excepción decretado por el Gobierno para frenar la ola de violencia vinculada al narcotráfico y al crimen organizado.

Se trata de Brigitte García, jefa comunal de la ciudad de San Vicente, informó la policía. Junto a ella fue asesinado su director de comunicación, Jairo Loor.

”Esta madrugada en el sector San Vicente, Manabí, se identificó en el interior de un vehículo 2 personas sin signos vitales, con heridas por impacto de arma de fuego, que corresponden a Jairo L. y Brigitte G. (alcaldesa del cantón San Vicente)”, informó la Policía a través de su cuenta de la red X.

Quién era Brigitte García, la alcaldesa más joven del Ecuador

Unidades especializadas de la policía investigan el doble crimen para “establecer la modalidad y móvil del hecho”, reportó EFE.

Según la prensa local, García era considerada la alcaldesa más joven del país y militaba en el movimiento Revolución Ciudadana, que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017). ”Estoy destrozado. No lo puedo creer”, escribió el propio Correa en su cuenta de X al conocer la noticia y recalcó: “¡Dios mío!! Brigitte!”.

El mensaje de Rafael Correa en X (Foto: X/@MashiRafael)
El mensaje de Rafael Correa en X (Foto: X/@MashiRafael)

“Era la alcaldesa más joven de la Patria ¡Ya basta!”, exclamó el exmandatario que reside en Bélgica y señaló: “Si para uno es tan duro, imagino cómo deben estar sus familias… No tengo palabras”.

El asesinato de García se dio menos de dos meses después del asesinato a tiros de Diana Carnero, concejal del municipio costero de Naranjal, en la provincia de Guayas, el 7 de febrero. Carnero, de 29 años, fue acribillada por sicarios en plena vía pública en Naranjal, un municipio cercano a la ciudad portuaria de Guayaquil.

El asesinato de Carnero, que era también militante correísta, se sumó a una larga lista de autoridades víctimas de sicarios en los últimos meses en Ecuador, incluidos fiscales, jueces y políticos como el alcalde de Manta, Agustín Intriago, y el político y excandidato presidencial Fernando Villavicencio.

El presidente Daniel Noboa declaró a principios de enero, cuando no llevaba ni dos meses en el poder, un estado de excepción y decretó una situación de conflicto armado interno para intentar frenar la espiral de violencia en las cárceles y en las calles a escala nacional, atribuida a grupos del crimen organizado.

Al declarar el “conflicto armado interno”, el Gobierno identificó a al menos 22 grupos del crimen organizado transnacional y los ubicó “como organizaciones terroristas” y “actores no estatales beligerantes”.

Brigitte García fue asesinada a balazos (Foto: El Telégrafo)
Brigitte García fue asesinada a balazos (Foto: El Telégrafo)

La espiral de violencia se desató justo después de que el presidente Noboa anunciara su decisión de poner en marcha su ‘Plan Fénix’, con el objetivo de recuperar el control de las prisiones, muchas de ellas dominadas por grupos de delincuentes, cuyas rivalidades dejaron más de 450 presos asesinados desde 2020 en una serie de masacres carcelarias.

Esa violencia también se trasladó a las calles hasta convertir a Ecuador en uno de los países más violentos, con 45 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2023.

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Los “Barbie y Ken” asesinos: la trama detrás del matrimonio que salía a raptar adolescentes para violarlas

Paul Bernardo y Karla Homolka se enamoraron a primera vista y se hicieron inseparables luego de descubrir que compartían una obsesión por los crímenes más atroces. Su “amor” los llevó a paralizar una ciudad entera y a sembrar el horror entre las adolescentes.

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El 29 de junio de 1991, el cuerpo de Leslie Mahaffy fue encontrado descuartizado y envuelto en cemento al fondo del Lago Gibson cerca de la localidad de St. Catharines, en Ontario, Canadá. Tenía 14 años, era estudiante y la noche anterior volvía del velorio de un amigo que había muerto en un accidente de auto a principios de esa semana.

Los bloques de material en los que habían ocultado sus restos pesaban más de 90 kilos y solo gracias a los aparatos dentales de la joven, se pudo confirmar su identidad. En un principio, los investigadores sostuvieron que la adolescente había sido abusada sexualmente, torturada y asesinada, pero aún no tenían ni una pista de quién o quiénes podrían haberlo hecho.

Las dudas persistieron hasta que, un año después, el pacto de silencio que mantenía una joven pareja de casados se rompió y un historial de crímenes macabros salió a la luz.

Una historia de amor, sadismo y muerte

Paul Bernardo nació el 27 de agosto de 1964 en Scarborough, un barrio residencial ubicado en Toronto. Si bien creció siendo un chico feliz, amable y buen estudiante, todo cambió cuando se develaron dos secretos familiares: por un lado, descubrió que su padre había abusado sexualmente a su hermana durante años; y por otro, se enteró de que era hijo de otro hombre.

De esta manera, desarrolló un odio profundo hacia su mamá y empezó a maltratarla e insultarla en cada ocasión. El resentimiento del chico llegó a tal nivel que disfrutaba de humillar y golpear a mujeres en público. Sin embargo, no fue hasta que entró a estudiar en la universidad que inició su perversión. Allí, cometió su primer abuso hacia una joven de 21 años, a quien violó frente a su propia casa.

Luego de descubrir dos secretos familiares, Paul Bernardo comenzó a atacar mujeres. (Foto: Global News)
Luego de descubrir dos secretos familiares, Paul Bernardo comenzó a atacar mujeres. (Foto: Global News)

Desde ese entonces, llevó un mismo y escalofriante modus operandi: elegía chicas de entre 15 y 21 que volvían solas a sus casas y las seducía haciéndose pasar por un vendedor, luego las golpeaba y las llevaba hasta un lugar oscuro para cumplir con sus fantasías de sadismo.

Los ataques se hicieron frecuentes y la sospecha de la Policía comenzó a surgir, ya que ocurrían en una misma zona y de una manera similar. Incluso, llegaron a interrogar a Paul, pero logró manipular a los investigadores y salir ileso de las acusaciones. En esa época, lo apodaron como “el violador de Scarborough” y las autoridades emitieron una alerta para “no confiar en nadie”, debido a que se trataba de un individuo que podía pasar desapercibido en la sociedad. Bernardo sembró el terror entre las jóvenes de esos años y la ciudad entera quedó paralizada.

No fue hasta el 17 de octubre de 1987 que Paul conoció a Karla Homolka en un restaurante y fue “amor a primera vista”. Ambos se volvieron inseparables y descubrieron que tenían una gran química. Sin embargo, todo cambió cuando se dieron cuenta de que compartían las mismas perversas fantasías sexuales: la humillación y la violencia física.

Karla Homolka y Paul Bernardo se pusieron de novios en 1991 y juntos comenzaron a llevar a cabo una serie de crímenes atroces. (Foto: La Vanguardia)
Karla Homolka y Paul Bernardo se pusieron de novios en 1991 y juntos comenzaron a llevar a cabo una serie de crímenes atroces. (Foto: La Vanguardia)

Una vez en pareja, Bernardo continuó con los ataques bajo el consentimiento de su novia, pero lo peor llegaría después de que se comprometieran en matrimonio. Con el tiempo, Paul se aburrió del modus operandi que llevaba a cabo para cometer los abusos y Homolka, para complacerlo, le ofreció escalar a un nivel aún más perturbador: le entregó a su hermana menor Tammy, que tenía 15 años y aún era virgen, un dato que obsesionó a su futuro esposo.

En paralelo, la Policía seguía investigando los pocos e indescifrables rastros que dejaba “el violador de Scarborough” y, gracias al testimonio de la mujer de uno de los amigos de Paul que sugirió la sospecha en contra de él, lo llamaron a declarar una vez más. Pese a ello, él sabía las tácticas exactas para liberarse y, antes de que hicieran cualquier acusación, se ofreció a hacerse una prueba de ADN, lo cual llevó a los policías a descartarlo de la lista de posibles agresores. Recién dos años más tarde, esos resultados develarían la verdad.

Después de que Paul “limpiara su imagen”, la pareja continuó con los planes de atacar a Tammy. En principio, solo la iban a drogar para que no recordara nada y para evitar cualquier tipo de resistencia. Para esto, Homolka se robó un anestésico de la clínica veterinaria en la cual trabajaba en aquel entonces.

Como acto seguido, esperaron a la noche del 23 de diciembre de 1991 para visitar a la familia de Karla y así festejar la Navidad. Si bien parecía que había un clima festivo, los “Barbie y Ken asesinos” -como fueron apodados más tarde por su apariencia- estaban por llevar a cabo uno de los actos más atroces: mientras él distraía a los padres con una charla interesante, ella servía el tranquilizante en una bebida que le daba a su hermana. Hacia el final de la fiesta, cuando todos se fueron a dormir, la atacaron.

Bernardo y Homolka fueron apodados como los "Barbie y Ken asesinos". (Foto: News 18)
Bernardo y Homolka fueron apodados como los «Barbie y Ken asesinos». (Foto: News 18)

Al darse cuenta de que la sustancia no fue suficiente, Karla roció un trapo con un sedante y se lo llevó contra la boca y la nariz de la adolescente para adormecerla por completo. Una vez desmayada, la arrastraron hasta el sótano, la desnudaron y Paul comenzó a agredirla sexualmente. Por su parte, Homolka se encargó de grabarlo todo, sin darse cuenta de que la víctima se estaba ahogando en su propio vómito. En pocos minutos, la joven murió y el plan “se les fue de las manos”.

Para ocultar el crimen, la pareja limpió la escena y llevó el cuerpo hasta su habitación para luego llamar al 911 y avisar a los padres. Luego de que los médicos llegaron a la casa, se concluyó que la muerte fue a causa de una asfixia provocada por el vómito que, a su vez, se debía a un elevado consumo de alcohol. La dramática situación no trajo más sospechas y todos continuaron con sus vidas.

Un pacto de silencio y una traición

La sed de sadismo no cesó con la muerte de Tammy. A tan solo dos semanas de su velorio, Karla y Paul fueron por su siguiente objetivo: secuestraron a una nena a la que llamaron “la niña de enero”, por el mes en el que la atacaron, la violaron y lo registraron en video. A ella, la abandonaron en una zona cercana al Lago Gibson, una ubicación que luego sería clave para incriminarlos.

Los abusos continuaron así como su estrategia para pasar desapercibidos. Para ese entonces, la ciudad estaba sumida en el terror y, a pesar de que las jóvenes tomaban precauciones, había veces que los agresores lograban lo que buscaban. Esto fue lo que le pasó a Leslie Mahaffy, una adolescente de 14 años que volvía del funeral de uno de sus amigos que había muerto en esa misma semana a causa de un accidente. Al querer entrar a su casa, se dio cuenta de que no tenía las llaves y no quería despertar a sus papás. Fue ahí que conoció a Paul.

En la conversación, Bernardo encontró la forma de seducirla y manipularla al punto de hacerla entrar a su auto. Allí la golpeó y se la llevó hasta su casa, donde Karla la esperaba ansiosa por llevar a cabo otro crimen escalofriante. Durante esa noche, ambos la abusaron sexualmente y la terminaron estrangulando con el cable de un teléfono. Si bien ya habían llegado demasiado lejos, decidieron escalar a un siguiente nivel: descuartizaron su cuerpo, lo metieron en varios bloques de cemento y lo tiraron al Lago Gibson, lugar en donde descartaban a sus víctimas con frecuencia.

Al mismo tiempo que Karla y Paul se casaron, la Policía encontró el cuerpo de Leslie Mahaffy en el Lago Gibson. (Foto: La Vanguardia)
Al mismo tiempo que Karla y Paul se casaron, la Policía encontró el cuerpo de Leslie Mahaffy en el Lago Gibson. (Foto: La Vanguardia)

Así, el mismo día en el que Bernardo y Homolka celebraron su casamiento, el cuerpo de Leslie fue descubierto por la Policía, aunque sin lograr encontrar ninguna pista que diera con el paradero de los culpables. Más tarde, lograron corroboran su identidad a través de una pericia a su dentadura.

Increíblemente, ambos siguieron cometiendo secuestros y abusos, hasta que el 27 de diciembre de 1992 algo entre ellos dos se rompió. Paul había empezado a golpear a Karla con frecuencia, pero ese día la agresión llegó a tal punto que terminó internada en el hospital. Ella, al saber que ya no había marcha atrás, se mudó con sus padres nuevamente y denunció a su marido por violencia de género. A pesar de que las autoridades lo detuvieron, fue puesto en libertad en cuestión de horas.

A principios de 1993, finalmente llegaron los resultados de la prueba de ADN a la que Bernardo se sometió dos años antes. Todo coincidía con el perfil del “violador de Scarborough”, por lo que los investigadores decidieron hablar con Homolka en busca de más pistas que lo incriminaran. En un acto de traición, la mujer rompió el pacto con su exmarido y confesó todo con la condición de que ella pudiera acceder a la máxima inmunidad posible en el juicio. Luego del acuerdo, Paul fue detenido tras haber sido acusado de haber violado a 33 mujeres.

El cuerpo de Leslie Mahaffy fue identificado gracias a una pericia que se le realizó a su dentadura. (Foto: La Vanguardia)
El cuerpo de Leslie Mahaffy fue identificado gracias a una pericia que se le realizó a su dentadura. (Foto: La Vanguardia)

La Justicia condenó a Karla a 12 años de prisión, por el trato que había hecho con la Policía a cambio de su confesión, mientras que Paul fue sentenciado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por al menos 25 años, la cual continúa cumpliendo en una celda de aislamiento en la Penitenciaría de Kingston, ubicada en Ontario, Canadá. Desde ese entonces, nunca pidió perdón ni se mostró arrepentido.

Ella salió en libertad el 4 de julio de 2005, ya que, durante su estadía en la cárcel, se mostró como una presa “ejemplar”. Al salir, pidió disculpas frente a la prensa y se justificó diciendo que vivió “una situación en la que no era capaz de pedir ayuda y en la que estaba completamente trastornada”. Aseguró haber sido manipulada por su exmarido y dijo que tenía “miedo a ser abandonada”.

Luego de ello, se cambió el nombre tres veces, se casó, tuvo tres hijos y trabajó como voluntaria en una escuela de Montreal, aunque en 2017 se difundió su verdadera identidad y tuvo que abandonar la institución. Hoy, continúa en libertad.

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