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Politica

Milei volvió a acusar a los periodistas de ensobrados y Longobardi lo cruzó: «los tiene cerca, les puede preguntar»

El Presidente publicó un durísimo texto contra la prensa y Longobardi lo trató de autócrata e intolerante. Tenembaum y Lanata también lo cruzaron. La discusión entre Fantino y Manguel.

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Javier Milei volvió a atacar con dureza al periodismo. El presidente publicó un largo texto en el que defendió su derecho a confrontar con los periodistas, a los que acusó de extorsionadores y ensobrados, y le salieron al cruce Marcelo Longobardi, Jorge Lanata y Ernesto Tenembaum.

«El periodismo se ha corrompido, ensuciado y prostituido al calor de los sobres y la pauta oficial», atacó Milei. «La extorsión es moneda corriente. La mentira, la difamación, la calumnia son algo frecuente también. Primero te pegan y después te pasan la factura. Cifras siderales», denunció el Presidente, que de conocer la existencia de un delito está obligado a judicializarlo.

«No tenemos negocios con nadie. Y no nos vamos a quedar callados frente a las operaciones, la mentira, la calumnia, la injuria o la difamación. Vamos a contestar. Vamos a decir nuestra verdad. Vamos a bajarlos de esa Torre de Marfil en la que creen que viven», advirtió Milei.

El primero que salió al cruce de la carta de Milei fue Marcelo Longobardi, que advirtió sobre «la profundización» de un rasgo de «intolerancia» y «vulgaridad» del presidente, al que también le atribuyó «rasgos autocráticos».

«Se puede criticar a la prensa, lo que está muy mal es la vulgaridad, el mal gusto, la casi persecución del presidente a algunos periodistas», cuestionó Longobardi, que luego le apuntó a sus colegas cercanos a Milei. «Los periodistas con los que usted conversa todos los días, ¿en qué status los pone?», ironizó. «Seguramente habrá periodistas que el presidente conoce muy bien que ejecutan éstas prácticas que él está denunciando. Los tiene cerca, les podría preguntar», completó.

Seguramente habrá periodistas que el presidente conoce muy bien que ejecutan éstas prácticas que él está denunciando. Los tiene cerca, les podría preguntar

También Jorge Lanata cuestionó el texto publicado por Milei. «Yo estoy de acuerdo con lo que él dice cuando plantea que el periodismo es una profesión tan corrupta como cualquier otra. En eso tiene razón. Acá nadie mea agua bendita», aseguró el conductor.

 

«Ahora, él tiene que tener en cuenta que es presidente. Él no habla como presidente, habla como si fuera un particular y no es un particular», criticó Lanata. «No se puede pelear con cualquiera porque es muy despareja la pelea. Para mí ahí se equivoca. Menos se puede pelear con alguien con nombre y apellido, eso me parece una barbaridad», continuó.

Milei volvió a acusar a los periodistas de ensobrados y Longobardi lo cruzó: "los tiene cerca, les puede preguntar"

Por su parte, Ernesto Tenembaum opinó que «pareciera que a Milei no le molesta la extorsión sino que opinen en contra de él». El conductor de Radio Con Vos recordó los «aprietes» y presiones de la época de Menem, y arremetió: «Con Kirchner fue el festival de estas pelotudeces. ‘¿Pero si ellos agreden por qué no les puedo responder?’. Obvio que podés responder, nabo». «Sí, le dije nabo. No creo que él sea un nabo, pero estas cosas son de nabo», agregó.

La polémica por los ataques de Milei a la prensa generó también un debate picante entre Alejandro Fantino y Romina Manguel, víctima reciente de las críticas presidenciales.

Manguel dijo estar preocupada por los ataques personalizados de Milei y advirtió que «hay un nivel de asimetría» porque el presidente «tiene el monopolio de las fuerzas». «Hay mecanismos de la república que me tienen que ayudar para que el Presidente no me ataque. Esto no se puede hacer», recalcó.

Pero Fantino rechazó que haya «asimetría» y dijo que un periodista tiene «tanto poder como el político más poderoso». «Me parece que tenemos que aprender a convivir con eso, es una época en donde vamos a tener permanentes devoluciones de la política». «Nosotros los periodistas tenemos derecho a decir lo que se nos canta y nadie puede decir algo sobre nosotros. ¿Tenemos el monopolio de la palabra nosotros?», preguntó.

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Politica

¿Un plan o un sueño?: Macri, Cristina y demás problemas de la oposición para dejar de ser comparsa

El Ejecutivo intenta capitalizar las diferencias en Unión por la Patria, la UCR y el PRO y rivalizar únicamente con el peronismo de cara a las legislativas del año que viene. Los movimientos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

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Entre los principales recursos con los que cuenta Javier Milei, tanto en el terreno electoral como, más todavía, en la disputa por definir el rumbo que tome el país, se suele destacar el flaco papel que han venido haciendo, y tal vez sigan haciendo, los demás partidos.

¿Ello obedece a que estos no tienen ni tendrán nada nuevo para ofrecer al país, son solo rémoras de un pasado que acumuló demasiados fracasos, o a que sus viejos líderes, demasiado desgastados por esa acumulación de fracasos, deben hacerse cuanto antes a un lado para permitir su renovación?

El oficialismo se inclina por lo primero. Y el horizonte político que desea para el país así lo evidencia. Lo dejó bien en claro en una reciente entrevista Patricia Bullrich, exladera de Mauricio Macri y de momento puntal de la construcción política de Milei, tal vez solo superada en ese rol por su hermana Karina y por el ministro Francos. Bullrich lanzó allí un pronóstico sobre las próximas elecciones legislativas, que pretende ser más que eso, quiere ser un plan: “En 2025 va a haber dos propuestas, la del cambio y la retrógrada”, dijo. En pocas palabras, Bullrich y el Gobierno esperan que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio.

Este plan oficial, en concreto, les permitiría lograr dos objetivos. Primero, que el peronismo siga bajo la hegemonía del kirchnerismo, en lo posible de la propia Cristina, y no surja entonces de allí nada más innovador para atraer a los electores. Segundo, que todas las fuerzas políticas moderadas o de centro, desde el radicalismo y el peronismo disidente hasta el mismo PRO, sean absorbidas por LLA o se vuelvan irrelevantes, porque sus votos migren masivamente, como ya sucedió en la segunda vuelta del año pasado, hacia los candidatos que ofrezca el mileismo.

 El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)
El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)

Ahora bien, ¿es este un plan o solo un sueño? ¿Va a encontrar el partido oficial el impulso suficiente de la economía para moldear la competencia hacia esta escena soñada? Habrá que ver. De momento lo está intentando, y lo cierto es que recibe bastante ayuda, no tanto de la economía, al menos de momento, como de los demás actores políticos.

En las últimas semanas, han llamado la atención de los observadores los intentos bastante desesperados tanto de Cristina como de Macri por volver a la escena, recuperar protagonismo ante el Gobierno, y también frente a actores con ellos en competencia por destacar en sus respectivos espacios.

Cristina lo viene haciendo con una regular intervención semanal, en actos masivos que se parecen bastante a los que hacía mientras fue vicepresidenta, y se vio ya para lo que le pueden servir: de bastante poco o nada.

Macri, por su parte, está buscando hace meses la quinta pata al gato para darle impacto a su recontra anunciado regreso a la presidencia del PRO, sin mayor éxito. Tal vez por haberse resignado paulatinamente a no contar en esta operación con la compañía de otras figuras importantes de su partido, como la propia Bullrich, o Larreta, tampoco los gobernadores Rogelio Frigerio o Nacho Torres, o siquiera de su primo Jorge.

Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)
Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)

En ambos casos se trata de líderes que creen seguir siendo imprescindibles para mantener unidas y en pie a sus respectivas fuerzas. Pero que por eso mismo obstruyen la posibilidad de que estas se renueven, suelten el lastre acumulado por los errores y los fracasos acumulados en los últimos años, y ofrezcan liderazgos y propuestas tal vez un poco más competitivos frente a Milei y su gente.

En el caso de Cristina, es evidente, sus intervenciones no solo están dirigidas a aprovechar lo que cree es un momento crítico para la consolidación del proyecto del Presidente, y la oportunidad que piensa se le abrió al respecto con la marcha universitaria, sino a combatir la amenaza de una rebelión interna contra sus seguidores más fieles, los de La Cámpora. Y entre esas amenazas internas destaca la de Axel Kicillof. Quien, para irritación de la señora, se viene sacando fotos con todo el mundo, desde la cúpula de la CGT hasta los gobernadores de JxC Torres y Pullaro, algo que, claro, Cristina no puede hacer ni emular: hace años que solo se saca fotos con ella misma. Y por más que lo de Kicillof no vaya mucho más allá de la foto, supone una amenaza suficiente para ella: debe sentirse más sola que nunca, y saber que ya nada le garantiza que, en ese giro al centro del gobernador bonaerense, no se esconda, en lo que le toca, un nuevo abandono a su suerte en los tribunales, y para su gente, la marginación en las próximas listas de candidatos.

Cristina Kirchner. (Foto: AFP)
Cristina Kirchner. (Foto: AFP)

En cuanto a Macri, lo ha intentado todo para evitar su sucesión, y sigue tratando que algo le funcione. Decidido a pasar por alto un hecho cada vez más palmario: entre los dirigentes no kirchneristas es solo superado por Larreta Lousteau en su índice de rechazo en las encuestas. Retomar la presidencia partidaria no va a resolver ese problema, puede agravarlo, y perjudicar aún más a su partido. Tal vez la única forma de evitarlo sería, una vez que esté al frente, organizar las cosas para hacer bien lo que hizo mal en 2019 con Bullrich: prepararle el terreno a un sucesor, que debería ser ahora necesariamente uno de los gobernadores, y dar un definitivo paso al costado.

Pero la política argentina es muy curiosa, todos la sufren, pero nadie quiere abandonarla. Seguramente porque esperan que los ciclos de inestabilidad, las crisis recurrentes y los frecuentes ataques de amnesia que la caracterizan jueguen a su favor, y les ofrezcan una nueva oportunidad. Detrás de ese sueño han ido infinidad de “ex”, insistiendo hasta el final en ser todavía promesas. La enorme mayoría, sin éxito, para desgracia de sus seguidores y ventaja de sus adversarios. Milei debe estar muy agradecido.

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