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El dueño de La Nación se reunió con Villarruel por Lijo y enfureció a Milei

Habrían hablado del pliego de Lijo y Milei enfureció. Enterada del encuentro, Esmeralda Mitre solicitó una entrevista con la vicepresidenta.

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Julio Saguier se reunió con Victoria Villarruel para protestar contra la postulación de Ariel Lijo como juez de la Corte Suprema y la versión del encuentro que circuló entre el Congreso y Olivos desató la furia de Javier Milei, que ya no sabe cómo contenerse frente a las críticas que recibe de parte de los principales columnistas del diario La Nación.

El empresario aprovechó el encuentro para apuntalar el rechazo al magistrado que la propia titular del Senado ya había manifestado en la única entrevista televisiva que dio desde que asumió, aunque el pliego para la designación todavía no ingresó a la Cámara Alta, comentaron a LPO fuentes al tanto de lo conversado.

 

Desde el entorno de la Vicepresidenta negaron que la cita hubiera ocurrido. Sin embargo, LPO la confirmó. Incluso, Esmeralda Mitre enterada del encuentro le solicitó el pasado 4 de abril, por mail, una entrevista a Villarruel.

La hija de Bartolomé Mitre mantiene un litigio con los Saguier por las acciones que el marqués Federico Spínola le habría arrebatado merced a una carta apócrifa de su padre.

 

En su mail, la heredera de los Mitre le informó a Villarruel que notificó a Milei sobre su encuentro Saguier. Enterarse por un tercero de una cumbre de su vice con alguien que rechaza una iniciativa suya no le causó gracia a Milei, que en un momento de furia ordenó «bloquear el CUIT» del diario, cosa que aparentemente no ocurrió porque -entre otras cosas- sería una acción ilegal del Gobierno.

Sin embargo, el Presidente comenta en la intimidad que si logra «asfixiar» económicamente al diario, conseguirá que se alinee con su Gobierno.

Esmeralda Mitre le informó a Villarruel que notificó a Milei sobre su encuentro Saguier. Enterarse por un tercero de una cumbre de su vice con alguien que rechaza una iniciativa suya como es el nombramiento de Lijo en la Corte Suprema no le causó gracia a Milei, que en un momento de furia ordenó «bloquear el CUIT» del diario.

Mitre le escribió a Villarruel que cuando tomó conocimiento de que se realizaría la reunión con Saguier, decidió informar a Milei porque la cumbre «podía provocar confusión respecto de quiénes son los verdaderos dueños» del diario La Nación e influir en el ánimo de los funcionarios que deben tomar decisiones vinculadas de manera directa con el desarrollo de las cuestiones judiciales.

 

Milei ya no oculta su bronca por la línea editorial del diario que fundara el primer presidente constitucional de la Argentina, empresa periodística que distingue en su línea editorial de la que practica la señal de cable La Nación +. «Me atacan por la economía y lo de la Corte», se queja Milei en la intimidad.

Milei destaca, sin embargo, la benevolencia del canal de noticias LN+ y lo vincula a la influencia que ejerce allí Mauricio Macri. «Es un buen transmisor de nuestra línea», comenta Milei sobre Macri.

El dueño de La Nación se reunió con Villarruel por Lijo y enfureció a Milei

 

La resistencia de Saguier a la postulación del juez Lijo sobre la que habría hablado con Villarruel, se despliega sobre tierra arada. LPO anticipó que el senador libertario Francisco Paoltroni dijo que esperaba no tener que votar a Lijo, abriendo una grieta al interior del bloque de La Libertad Avanza en el Senado.

 

Incluso, desde otro despacho libertario indicaron a LPO que evitarán comentarios sobre Lijo hasta que ingresen los pliegos al Congreso. El tema ocupa al Gobierno. LPO reveló que el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, llamó a senadores tratando de conseguir su apoyo al pliego de Lijo y el diputado radical Emiliano Yacobitti, socio político del senador Martín Lousteau, afirmó que ya están los votos para que el juez federal se convierta en ministro de la Corte.

 

Para alcanzar los dos tercios, Milei va a necesitar que el peronismo también apoye a Lijo y, aunque todavía no haya habido un pronunciamiento formal del interbloque liderado por José Mayans, por lo bajo un grupo de senadores de Unión por la Patria admitió que están para votarlo.

 

En ese contexto, la reunión de Saguier y Villarruel podría resultar tan cara como inoperativa porque, por un lado, agudiza la tensión entre la Vicepresidenta y Milei, y por otro, empuja a la luz pública una disputa familiar por la herencia de un multimedios que el Presidente tiene entre ceja y ceja.

 

En las últimas semanas, Mitre desfiló por diversos programas de TV contando el derrotero judicial de su reclamo contra el marqués Spínola y el histórico abogado de Bartolomé Mitre, Marcelo Gagliardo. La causa llegó hasta la Cámara de Casación, que declaró nulo el sobreseimiento del letrado, en tanto que la IGJ determinó que no hay constancia de que el padre de Esmeralda hubiera transferido sus acciones a Spínola.

 

Fruto del conflicto en sede judicial, ninguna de las partes percibe dividendos y el escándalo podría incrementarse. Revista Noticias ya se ocupó del tema, con una nota de tapa donde se ve a Saguier, Mitre y el marqués, junto a tres perros que harían las delicias de quienes cuestionan el amor del Jefe de Estado por sus mastines. La publicación es propiedad de editorial Perfil, cuyo dueño, Jorge Fontevecchia, también fue atacado por Milei.

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Politica

¿Un plan o un sueño?: Macri, Cristina y demás problemas de la oposición para dejar de ser comparsa

El Ejecutivo intenta capitalizar las diferencias en Unión por la Patria, la UCR y el PRO y rivalizar únicamente con el peronismo de cara a las legislativas del año que viene. Los movimientos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

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Entre los principales recursos con los que cuenta Javier Milei, tanto en el terreno electoral como, más todavía, en la disputa por definir el rumbo que tome el país, se suele destacar el flaco papel que han venido haciendo, y tal vez sigan haciendo, los demás partidos.

¿Ello obedece a que estos no tienen ni tendrán nada nuevo para ofrecer al país, son solo rémoras de un pasado que acumuló demasiados fracasos, o a que sus viejos líderes, demasiado desgastados por esa acumulación de fracasos, deben hacerse cuanto antes a un lado para permitir su renovación?

El oficialismo se inclina por lo primero. Y el horizonte político que desea para el país así lo evidencia. Lo dejó bien en claro en una reciente entrevista Patricia Bullrich, exladera de Mauricio Macri y de momento puntal de la construcción política de Milei, tal vez solo superada en ese rol por su hermana Karina y por el ministro Francos. Bullrich lanzó allí un pronóstico sobre las próximas elecciones legislativas, que pretende ser más que eso, quiere ser un plan: “En 2025 va a haber dos propuestas, la del cambio y la retrógrada”, dijo. En pocas palabras, Bullrich y el Gobierno esperan que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio.

Este plan oficial, en concreto, les permitiría lograr dos objetivos. Primero, que el peronismo siga bajo la hegemonía del kirchnerismo, en lo posible de la propia Cristina, y no surja entonces de allí nada más innovador para atraer a los electores. Segundo, que todas las fuerzas políticas moderadas o de centro, desde el radicalismo y el peronismo disidente hasta el mismo PRO, sean absorbidas por LLA o se vuelvan irrelevantes, porque sus votos migren masivamente, como ya sucedió en la segunda vuelta del año pasado, hacia los candidatos que ofrezca el mileismo.

 El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)
El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)

Ahora bien, ¿es este un plan o solo un sueño? ¿Va a encontrar el partido oficial el impulso suficiente de la economía para moldear la competencia hacia esta escena soñada? Habrá que ver. De momento lo está intentando, y lo cierto es que recibe bastante ayuda, no tanto de la economía, al menos de momento, como de los demás actores políticos.

En las últimas semanas, han llamado la atención de los observadores los intentos bastante desesperados tanto de Cristina como de Macri por volver a la escena, recuperar protagonismo ante el Gobierno, y también frente a actores con ellos en competencia por destacar en sus respectivos espacios.

Cristina lo viene haciendo con una regular intervención semanal, en actos masivos que se parecen bastante a los que hacía mientras fue vicepresidenta, y se vio ya para lo que le pueden servir: de bastante poco o nada.

Macri, por su parte, está buscando hace meses la quinta pata al gato para darle impacto a su recontra anunciado regreso a la presidencia del PRO, sin mayor éxito. Tal vez por haberse resignado paulatinamente a no contar en esta operación con la compañía de otras figuras importantes de su partido, como la propia Bullrich, o Larreta, tampoco los gobernadores Rogelio Frigerio o Nacho Torres, o siquiera de su primo Jorge.

Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)
Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)

En ambos casos se trata de líderes que creen seguir siendo imprescindibles para mantener unidas y en pie a sus respectivas fuerzas. Pero que por eso mismo obstruyen la posibilidad de que estas se renueven, suelten el lastre acumulado por los errores y los fracasos acumulados en los últimos años, y ofrezcan liderazgos y propuestas tal vez un poco más competitivos frente a Milei y su gente.

En el caso de Cristina, es evidente, sus intervenciones no solo están dirigidas a aprovechar lo que cree es un momento crítico para la consolidación del proyecto del Presidente, y la oportunidad que piensa se le abrió al respecto con la marcha universitaria, sino a combatir la amenaza de una rebelión interna contra sus seguidores más fieles, los de La Cámpora. Y entre esas amenazas internas destaca la de Axel Kicillof. Quien, para irritación de la señora, se viene sacando fotos con todo el mundo, desde la cúpula de la CGT hasta los gobernadores de JxC Torres y Pullaro, algo que, claro, Cristina no puede hacer ni emular: hace años que solo se saca fotos con ella misma. Y por más que lo de Kicillof no vaya mucho más allá de la foto, supone una amenaza suficiente para ella: debe sentirse más sola que nunca, y saber que ya nada le garantiza que, en ese giro al centro del gobernador bonaerense, no se esconda, en lo que le toca, un nuevo abandono a su suerte en los tribunales, y para su gente, la marginación en las próximas listas de candidatos.

Cristina Kirchner. (Foto: AFP)
Cristina Kirchner. (Foto: AFP)

En cuanto a Macri, lo ha intentado todo para evitar su sucesión, y sigue tratando que algo le funcione. Decidido a pasar por alto un hecho cada vez más palmario: entre los dirigentes no kirchneristas es solo superado por Larreta Lousteau en su índice de rechazo en las encuestas. Retomar la presidencia partidaria no va a resolver ese problema, puede agravarlo, y perjudicar aún más a su partido. Tal vez la única forma de evitarlo sería, una vez que esté al frente, organizar las cosas para hacer bien lo que hizo mal en 2019 con Bullrich: prepararle el terreno a un sucesor, que debería ser ahora necesariamente uno de los gobernadores, y dar un definitivo paso al costado.

Pero la política argentina es muy curiosa, todos la sufren, pero nadie quiere abandonarla. Seguramente porque esperan que los ciclos de inestabilidad, las crisis recurrentes y los frecuentes ataques de amnesia que la caracterizan jueguen a su favor, y les ofrezcan una nueva oportunidad. Detrás de ese sueño han ido infinidad de “ex”, insistiendo hasta el final en ser todavía promesas. La enorme mayoría, sin éxito, para desgracia de sus seguidores y ventaja de sus adversarios. Milei debe estar muy agradecido.

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