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“Horrible es poco”: fuerte crítica de Cristina Kirchner al gobierno nacional

La ex presidenta recibió a la actriz Rita Cortese y apuntó contra los recortes en el sector de la Cultura y, sin mencionarlo, se refirió a las polémicas declaraciones de Bertie Benegas Lynch: “Añoran la Argentina de fines del siglo XIX”, planteó

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La ex presidenta Cristina Kirchner volvió a manifestarse en contra del gobierno nacional. En su segunda intervención en menos de cinco días, y luego del video que se difundió en el marco de un plenario de la mesa nacional de Nuevo Encuentro, recibió en las oficinas del Instituto Patria a la actriz Rita Cortese y se refirió a la situación social actual.

La ex mandataria difundió un video en su cuenta oficial de Tik Tok, con varias ediciones, de su encuentro y su diálogo con Cortese. En ese marco, aseguró estar “bien, dentro de lo que se puede estar bien, con una situación como la que está viviendo la gente”, y puntualizó: “Horrible es poco”.

“Yo siempre sostengo que la cultura da explicaciones de la época mucho mejor que los políticos”, agregó, al referirse a los recortes que instrumenta el presidente Javier Milei en diferentes áreas del Estado, sobre todo en el ámbito cultural.

También hizo una mención a las polémicas declaraciones de Bertie Benegas Lynch, que se manifestó en contra de la escuela pública. “Libertad es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, puedas hacerlo”, sostuvo el diputado libertario en una entrevista radial el pasado domingo.

Para Cristina Kirchner, que evitó mencionar el nombre del legislador y lo recordó únicamente como “el de doble apellido”, los libertarios “añoran la Argentina del Siglo XIX, la Argentina del Centenario”.

El pasado sábado, la ex presidenta también se había pronunciado sobre la coyuntura política y social en un encuentro encabezado por el ex titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) Martín Sabbatella. “Seguramente destinarán parte de este encuentro a la discusión y organización de la fuerza. Pero también, y estoy segura de que ustedes coincidirán conmigo, resulta imprescindible abordar y profundizar la situación del país en el documento que publicamos el 14 de febrero de este año, bajo el concepto ‘Argentina en su tercera crisis de deuda, cuadro de situación’”, afirmó en un video grabado.

“Sostuvimos la necesidad de caracterizar adecuadamente el momento institucional en materia histórica, política y social. Tal cual lo preveíamos, se agrava cada vez más, agregándose ahora la cuestión del precio de los servicios públicos esenciales, el aumento de las tarifas, que en realidad debe implicar ni más ni menos que discutir o rediscutir la cuestión energética y su marco regulatorio en Argentina significarán, sin lugar a dudas, un punto de inflexión en los tiempos que vienen”, expresó.

En ese sentido, insistió en que “deuda externa y energía deben ser dos vectores que se entrecruzan en la construcción de una Argentina diferente y nuestra oposición al modelo que nos plantean desde un dogmatismo ideologismo absolutamente incomprensible, no debe ser precisamente desde el dogmatismo también o del consignismo, sino desde la comprobación empírica. Comprobación empírica”.

“Vuelvo a reiterar los hechos. Las opiniones pueden variar, los hechos son sagrados, dijo alguien ¿No? Bueno, la comprobación empírica del fracaso de estas políticas que no son nuevas y ni mucho menos originales. Experiencia que también nos debe obligar a nosotros a analizar lo hecho y repensar estrategias y políticas en términos de presente y de futuro, con la convicción de siempre y con la confianza”, completó.

El extenso documento al que se refiere CFK hace un recorrido histórico, por lo que la exmandataria denomina como los ciclos de crisis de deuda que vivió el país, y ubica al iniciado con el Gobierno de Mauricio Macri como el tercero de ellos, que todavía está en proceso.

Allí cuestionó a funcionarios del actual Gobierno que formaron parte de la gestión macrista, como el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y el asesor presidencial Federico Sturzennegger; advirtió por la fuerte toma de deuda en dólares e, incluso, recordó a las fuerzas políticas “que obtuvieron fuerza propia que los insuflaron de aires fundacionales no pudieron terminar sus mandatos cuando no lograron darle a la sociedad la calidad de vida que los argentinos demandan”.

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Politica

¿Un plan o un sueño?: Macri, Cristina y demás problemas de la oposición para dejar de ser comparsa

El Ejecutivo intenta capitalizar las diferencias en Unión por la Patria, la UCR y el PRO y rivalizar únicamente con el peronismo de cara a las legislativas del año que viene. Los movimientos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

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Entre los principales recursos con los que cuenta Javier Milei, tanto en el terreno electoral como, más todavía, en la disputa por definir el rumbo que tome el país, se suele destacar el flaco papel que han venido haciendo, y tal vez sigan haciendo, los demás partidos.

¿Ello obedece a que estos no tienen ni tendrán nada nuevo para ofrecer al país, son solo rémoras de un pasado que acumuló demasiados fracasos, o a que sus viejos líderes, demasiado desgastados por esa acumulación de fracasos, deben hacerse cuanto antes a un lado para permitir su renovación?

El oficialismo se inclina por lo primero. Y el horizonte político que desea para el país así lo evidencia. Lo dejó bien en claro en una reciente entrevista Patricia Bullrich, exladera de Mauricio Macri y de momento puntal de la construcción política de Milei, tal vez solo superada en ese rol por su hermana Karina y por el ministro Francos. Bullrich lanzó allí un pronóstico sobre las próximas elecciones legislativas, que pretende ser más que eso, quiere ser un plan: “En 2025 va a haber dos propuestas, la del cambio y la retrógrada”, dijo. En pocas palabras, Bullrich y el Gobierno esperan que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio.

Este plan oficial, en concreto, les permitiría lograr dos objetivos. Primero, que el peronismo siga bajo la hegemonía del kirchnerismo, en lo posible de la propia Cristina, y no surja entonces de allí nada más innovador para atraer a los electores. Segundo, que todas las fuerzas políticas moderadas o de centro, desde el radicalismo y el peronismo disidente hasta el mismo PRO, sean absorbidas por LLA o se vuelvan irrelevantes, porque sus votos migren masivamente, como ya sucedió en la segunda vuelta del año pasado, hacia los candidatos que ofrezca el mileismo.

 El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)
El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)

Ahora bien, ¿es este un plan o solo un sueño? ¿Va a encontrar el partido oficial el impulso suficiente de la economía para moldear la competencia hacia esta escena soñada? Habrá que ver. De momento lo está intentando, y lo cierto es que recibe bastante ayuda, no tanto de la economía, al menos de momento, como de los demás actores políticos.

En las últimas semanas, han llamado la atención de los observadores los intentos bastante desesperados tanto de Cristina como de Macri por volver a la escena, recuperar protagonismo ante el Gobierno, y también frente a actores con ellos en competencia por destacar en sus respectivos espacios.

Cristina lo viene haciendo con una regular intervención semanal, en actos masivos que se parecen bastante a los que hacía mientras fue vicepresidenta, y se vio ya para lo que le pueden servir: de bastante poco o nada.

Macri, por su parte, está buscando hace meses la quinta pata al gato para darle impacto a su recontra anunciado regreso a la presidencia del PRO, sin mayor éxito. Tal vez por haberse resignado paulatinamente a no contar en esta operación con la compañía de otras figuras importantes de su partido, como la propia Bullrich, o Larreta, tampoco los gobernadores Rogelio Frigerio o Nacho Torres, o siquiera de su primo Jorge.

Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)
Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)

En ambos casos se trata de líderes que creen seguir siendo imprescindibles para mantener unidas y en pie a sus respectivas fuerzas. Pero que por eso mismo obstruyen la posibilidad de que estas se renueven, suelten el lastre acumulado por los errores y los fracasos acumulados en los últimos años, y ofrezcan liderazgos y propuestas tal vez un poco más competitivos frente a Milei y su gente.

En el caso de Cristina, es evidente, sus intervenciones no solo están dirigidas a aprovechar lo que cree es un momento crítico para la consolidación del proyecto del Presidente, y la oportunidad que piensa se le abrió al respecto con la marcha universitaria, sino a combatir la amenaza de una rebelión interna contra sus seguidores más fieles, los de La Cámpora. Y entre esas amenazas internas destaca la de Axel Kicillof. Quien, para irritación de la señora, se viene sacando fotos con todo el mundo, desde la cúpula de la CGT hasta los gobernadores de JxC Torres y Pullaro, algo que, claro, Cristina no puede hacer ni emular: hace años que solo se saca fotos con ella misma. Y por más que lo de Kicillof no vaya mucho más allá de la foto, supone una amenaza suficiente para ella: debe sentirse más sola que nunca, y saber que ya nada le garantiza que, en ese giro al centro del gobernador bonaerense, no se esconda, en lo que le toca, un nuevo abandono a su suerte en los tribunales, y para su gente, la marginación en las próximas listas de candidatos.

Cristina Kirchner. (Foto: AFP)
Cristina Kirchner. (Foto: AFP)

En cuanto a Macri, lo ha intentado todo para evitar su sucesión, y sigue tratando que algo le funcione. Decidido a pasar por alto un hecho cada vez más palmario: entre los dirigentes no kirchneristas es solo superado por Larreta Lousteau en su índice de rechazo en las encuestas. Retomar la presidencia partidaria no va a resolver ese problema, puede agravarlo, y perjudicar aún más a su partido. Tal vez la única forma de evitarlo sería, una vez que esté al frente, organizar las cosas para hacer bien lo que hizo mal en 2019 con Bullrich: prepararle el terreno a un sucesor, que debería ser ahora necesariamente uno de los gobernadores, y dar un definitivo paso al costado.

Pero la política argentina es muy curiosa, todos la sufren, pero nadie quiere abandonarla. Seguramente porque esperan que los ciclos de inestabilidad, las crisis recurrentes y los frecuentes ataques de amnesia que la caracterizan jueguen a su favor, y les ofrezcan una nueva oportunidad. Detrás de ese sueño han ido infinidad de “ex”, insistiendo hasta el final en ser todavía promesas. La enorme mayoría, sin éxito, para desgracia de sus seguidores y ventaja de sus adversarios. Milei debe estar muy agradecido.

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