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Politica

El Gobierno suspendió la recepción de proyectos del INCAA

La medida alcanza también a aquellos proyectos que se hayan presentado, pero que no cuenten con una resolución que los declare de interés

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Tras la baja de contratos y los recortes en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Gobierno suspendió la recepción de proyectos que soliciten ayuda financiera del organismo.

Mediante la resolución 227/2024, publicada esta madrugada en el Boletín Oficial, el Poder Ejecutivo estableció el plazo de suspensión para la recepción de proyectos en el sistema de ventanilla continua, que será de 90 días.

Durante este período, el Gobierno espera plantear “nuevas normas de regulación del fomento audiovisual con el objeto de adecuarse a las necesidades del mundo actual en pos de una dinámica y agilidad acorde a los nuevos tiempos”.

En simultáneo, la normativa ordena: “Determinar que los proyectos presentados para su evaluación y que a la fecha no tengan una resolución emitida por el Organismo que los declare de interés, tanto audiencia media y masiva, como la que les otorgue un subsidio por vía digital documental, y que aún no cuenten con comité asignado digital, serán devueltos a los presentantes”.

En ese sentido, estos proyectos podrán ser presentados nuevamente una vez culmine el periodo de suspensión, debiendo adecuarse a la nueva normativa.

Carlos Pirovano, el director del INCAA (Foto: Nicolás Stulberg)Carlos Pirovano, el director del INCAA (Foto: Nicolás Stulberg)

En su considerando, el Gobierno alega que “en virtud del déficit presupuestario y financiero existente, y con el objetivo de retomar el equilibrio necesario para que este Instituto pueda financiarse con sus propios ingresos, como así también, debido a la reestructuración, funcionamiento y el establecimiento de un nuevo marco regulatorio para el apoyo al cine es que resulta necesario, sobre la base de los criterios de oportunidad, mérito y conveniencia, efectuar una suspensión de la presentación de proyectos”.

Esta decisión llega tan solo casi un mes después de que el Gobierno oficializara la baja de contratos y los recortes en el INCAA, puesto que ordenó que no se renueven todas las contrataciones que vencían en marzo.

A través de la resolución 16/2024, publicada el 12 de marzo, el Poder Ejecutivo suspendió “la realización de toda erogación económica vinculada a apoyos y aportes institucionales” y “la realización de todo apoyo económico destinado a las Provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.

La medida dispone que “las contrataciones de locación de obra y las contrataciones de obra por especialidad (monotributistas) del Organismo con vencimiento el 31 de marzo de 2024 no serán renovadas”. “Asimismo, se establece la imposibilidad de realizar nuevas contrataciones de personal bajo las modalidades mencionadas”, señala el texto.

El recorte incluye la suspensión en el pago de horas extras, la eliminación de los adicionales en concepto de Seguridad en todos los edificios del Instituto y también la suspensión de los viajes del personal, los gastos de telefonía celular, la compra de comida y el pago de traslados de sus empleados.

“En concordancia con las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional, en el marco de la emergencia declarada, la máxima autoridad del Instituto entiende que resulta necesario tomar medidas tendientes a racionalizar y eficientizar el Organismo”, se mencionó en los considerando del texto.

El INCAA depende de la Secretaría de Cultura, que conduce Leonardo Cifelli, que a su vez está bajo el ala del Ministerio de Capital Humano a cargo de Sandra Pettovello. Hasta hacía un mes, poseía 645 empleados, de los cuales 500 eran de planta permanente. Sus actividades se financian, en gran parte, a través del Fondo de Fomento Cinematográfico, que incluye impuestos a la cultura: uno es el 10% sobre el precio de las entradas de espectáculos cinematográficos en todo el país, otro es el 10% sobre el precio de venta o locación de videogramas grabados y además, recibe un porcentaje de la facturación bruta por publicidad en los servicios de comunicación audiovisual y porcentajes de las películas que se reproducen en el sitio Cine.ar.

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Politica

¿Un plan o un sueño?: Macri, Cristina y demás problemas de la oposición para dejar de ser comparsa

El Ejecutivo intenta capitalizar las diferencias en Unión por la Patria, la UCR y el PRO y rivalizar únicamente con el peronismo de cara a las legislativas del año que viene. Los movimientos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

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Entre los principales recursos con los que cuenta Javier Milei, tanto en el terreno electoral como, más todavía, en la disputa por definir el rumbo que tome el país, se suele destacar el flaco papel que han venido haciendo, y tal vez sigan haciendo, los demás partidos.

¿Ello obedece a que estos no tienen ni tendrán nada nuevo para ofrecer al país, son solo rémoras de un pasado que acumuló demasiados fracasos, o a que sus viejos líderes, demasiado desgastados por esa acumulación de fracasos, deben hacerse cuanto antes a un lado para permitir su renovación?

El oficialismo se inclina por lo primero. Y el horizonte político que desea para el país así lo evidencia. Lo dejó bien en claro en una reciente entrevista Patricia Bullrich, exladera de Mauricio Macri y de momento puntal de la construcción política de Milei, tal vez solo superada en ese rol por su hermana Karina y por el ministro Francos. Bullrich lanzó allí un pronóstico sobre las próximas elecciones legislativas, que pretende ser más que eso, quiere ser un plan: “En 2025 va a haber dos propuestas, la del cambio y la retrógrada”, dijo. En pocas palabras, Bullrich y el Gobierno esperan que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio.

Este plan oficial, en concreto, les permitiría lograr dos objetivos. Primero, que el peronismo siga bajo la hegemonía del kirchnerismo, en lo posible de la propia Cristina, y no surja entonces de allí nada más innovador para atraer a los electores. Segundo, que todas las fuerzas políticas moderadas o de centro, desde el radicalismo y el peronismo disidente hasta el mismo PRO, sean absorbidas por LLA o se vuelvan irrelevantes, porque sus votos migren masivamente, como ya sucedió en la segunda vuelta del año pasado, hacia los candidatos que ofrezca el mileismo.

 El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)
El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)

Ahora bien, ¿es este un plan o solo un sueño? ¿Va a encontrar el partido oficial el impulso suficiente de la economía para moldear la competencia hacia esta escena soñada? Habrá que ver. De momento lo está intentando, y lo cierto es que recibe bastante ayuda, no tanto de la economía, al menos de momento, como de los demás actores políticos.

En las últimas semanas, han llamado la atención de los observadores los intentos bastante desesperados tanto de Cristina como de Macri por volver a la escena, recuperar protagonismo ante el Gobierno, y también frente a actores con ellos en competencia por destacar en sus respectivos espacios.

Cristina lo viene haciendo con una regular intervención semanal, en actos masivos que se parecen bastante a los que hacía mientras fue vicepresidenta, y se vio ya para lo que le pueden servir: de bastante poco o nada.

Macri, por su parte, está buscando hace meses la quinta pata al gato para darle impacto a su recontra anunciado regreso a la presidencia del PRO, sin mayor éxito. Tal vez por haberse resignado paulatinamente a no contar en esta operación con la compañía de otras figuras importantes de su partido, como la propia Bullrich, o Larreta, tampoco los gobernadores Rogelio Frigerio o Nacho Torres, o siquiera de su primo Jorge.

Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)
Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)

En ambos casos se trata de líderes que creen seguir siendo imprescindibles para mantener unidas y en pie a sus respectivas fuerzas. Pero que por eso mismo obstruyen la posibilidad de que estas se renueven, suelten el lastre acumulado por los errores y los fracasos acumulados en los últimos años, y ofrezcan liderazgos y propuestas tal vez un poco más competitivos frente a Milei y su gente.

En el caso de Cristina, es evidente, sus intervenciones no solo están dirigidas a aprovechar lo que cree es un momento crítico para la consolidación del proyecto del Presidente, y la oportunidad que piensa se le abrió al respecto con la marcha universitaria, sino a combatir la amenaza de una rebelión interna contra sus seguidores más fieles, los de La Cámpora. Y entre esas amenazas internas destaca la de Axel Kicillof. Quien, para irritación de la señora, se viene sacando fotos con todo el mundo, desde la cúpula de la CGT hasta los gobernadores de JxC Torres y Pullaro, algo que, claro, Cristina no puede hacer ni emular: hace años que solo se saca fotos con ella misma. Y por más que lo de Kicillof no vaya mucho más allá de la foto, supone una amenaza suficiente para ella: debe sentirse más sola que nunca, y saber que ya nada le garantiza que, en ese giro al centro del gobernador bonaerense, no se esconda, en lo que le toca, un nuevo abandono a su suerte en los tribunales, y para su gente, la marginación en las próximas listas de candidatos.

Cristina Kirchner. (Foto: AFP)
Cristina Kirchner. (Foto: AFP)

En cuanto a Macri, lo ha intentado todo para evitar su sucesión, y sigue tratando que algo le funcione. Decidido a pasar por alto un hecho cada vez más palmario: entre los dirigentes no kirchneristas es solo superado por Larreta Lousteau en su índice de rechazo en las encuestas. Retomar la presidencia partidaria no va a resolver ese problema, puede agravarlo, y perjudicar aún más a su partido. Tal vez la única forma de evitarlo sería, una vez que esté al frente, organizar las cosas para hacer bien lo que hizo mal en 2019 con Bullrich: prepararle el terreno a un sucesor, que debería ser ahora necesariamente uno de los gobernadores, y dar un definitivo paso al costado.

Pero la política argentina es muy curiosa, todos la sufren, pero nadie quiere abandonarla. Seguramente porque esperan que los ciclos de inestabilidad, las crisis recurrentes y los frecuentes ataques de amnesia que la caracterizan jueguen a su favor, y les ofrezcan una nueva oportunidad. Detrás de ese sueño han ido infinidad de “ex”, insistiendo hasta el final en ser todavía promesas. La enorme mayoría, sin éxito, para desgracia de sus seguidores y ventaja de sus adversarios. Milei debe estar muy agradecido.

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