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Ferraresi propone romper con el peronismo y armar algo nuevo con Kicillof

Arremetió contra La Cámpora y dijo que irán divididos en 2025. «Ya tenemos que empezar a construir», arengó. Cerca de la gobernación, se despegan.

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Jorge Ferraresi planteó un escenario de ruptura en el peronismo bonaerense para 2025 y llamó a construir un armado político alternativo que trabaje por la candidatura presidencial de Axel Kicillof y que, en las próximas legislativas, juegue apartado de La Cámpora.

Como contó LPO, el intendente de Avellaneda promovió meses atrás que una concejal de su espacio rompa el bloque oficialista en Lanús, complicando en el legislativo local al camporista Julián Álvarez.

El último sábado, precisamente en Lanús, Ferraresi volvió a dar otra señal de división interna. En un plenario de su agrupación «La Eva Perón», habló de una construcción que «va por otro lado» a la de La Cámpora.

«Esa construcción que va por otro lado seguramente en el año 25 nos va a encontrar en lugares distintos, no nos va a encontrar en los mismos lugares, entonces para qué vamos a perder tiempo. Ya tenemos que empezar a construir», dijo.

Esa construcción que va por otro lado (de La Cámpora) seguramente en el año 25 nos va a encontrar en lugares distintos, no nos va a encontrar en los mismos lugares, entonces para qué vamos a perder tiempo. Ya tenemos que empezar a construir.

Frente a eso, instó a trabajar en un armado que impulse la candidatura presidencial de Axel Kicillof y que, ya en las legislativas del próximo año, juegue separado de la agrupación de Máximo Kirchner, que hoy lidera el peronismo bonaerense.

 

«Tenemos que empezar a darle fortaleza y volumen a la candidatura de Axel y un espacio político que Axel tiene que construir», arengó durante el plenario.

Ferraresi dejó en evidencia la discordia vigente en él y otros intendentes por el cierre de las listas legislativas en 2023, al no anotar nombres propios. Pero usó como escudo humano al gobernador: «Axel no tiene un solo diputado ni un senador provincial. Es gobernador. Es imposible», se quejó.

Cerca de Kicillof se despegaron de esa movida. Allegados del gobernador consultados por LPO afirmaron: «Ferraresi lo usa a Axel para tensionar con Máximo Kirchner en la pelea que tiene por el PJ bonaerense».

Más aún, en el peronismo bonaerense creen que el intendente de Avellaneda «sobreactúa kicillofismo» sólo para tensionar con Máximo, ya que conservaría un malestar con el gobernador por una supuesta promesa incumplida de nombrar a su esposa, Magdalena Sierra, al frente del Ministerio de Obras Públicas, cartera que finalmente quedó a cargo de Gabriel Katopodis.

Como sea, en el plenario de Lanús, Ferraresi también denunció a los legisladores peronistas. Dijo que para empujar un tema de interés en la Legislatura desde el bloque peronista, «los acuerdos terminan siendo extorsivos». Y agregó: «Para que te saque esta ley me tenés que dar esto otro, aquello, lo otro».

Tenemos que empezar a darle fortaleza y volumen a la candidatura de Axel y un espacio político que Axel tiene que construir. Axel no tiene un solo diputado ni un senador provincial. Es gobernador. Es imposible.

«Entonces tenés que hablar con los diputados y tenés que hablar con otro que es un dirigente que te quiere joder a vos para que te junte los votos para sacar… es complicado y así no funciona. Funciona mal encima. Perdiste un tiempo, dilataste un tiempo», agregó.

También acusó a ministross bonaerenses de La Cámpora de evitar mostrarse con él. «Voy a ver un ministro de La Cámpora y me entero que, después de que me recibió, lo recontra cagaron a pedos», dijo, sin precisar quien era el que los cagaba a pedos.

 

Tras denunciar que dos ministros camporistas le pusieron como condición para recibirlo no comunicar de la reunión ni tomar foto alguna, manifestó: «Tener que ser intendente en reuniones clandestinas con ministros, fijensé el nivel de delirio».

Además de romper el bloque peronista en Lanús, Ferraresi también evidenció su enfrentamiento con La Cámpora al renunciar a la vicepresidencia del Instituto Patria que lidera Cristina Kirchner. En su lugar, asumió Pablo Zurro (Pehuajó), intendente fuertemente alineado a la expresidenta.

En paralelo, Ferraresi acumuló durante los primeros días de este año sucesivas reuniones con críticos a la conducción de Máximo Kirchner en el PJ bonaerense, desde Juan Zabaleta a Baldomero «Cacho» Álvarez.

En ese sentido dijo que «se trata de cómo fortalecemos cada uno en su territorio». En la actividad en Lanús participaron, entre otros, su esposa y jefa de Gabinete de Avellaneda, Magdalena Sierra, y la concejal Belén Berrueco, que abandonó el bloque que reporta a Julián Álvarez a dos semanas de haber asumido.

Esa movida generó un hondo malestar en el oficialismo local, considerando que Berrueco, en acuerdo con Ferraresi, ocupó el segundo lugar de la lista del camporista.

«Nos llama la atención que conociendo el desastre que se viene para la gente con el gobierno de Milei, Ferraresi apueste a la división y no a la unidad del peronismo», habían señalado a LPO cerca del bloque oficialista local.

Aunque aclaró durante el plenario que «jamás me van a escuchar hablar mal de Julián (Álvarez), Ferraresi insistió con su augurio: «En el 2025 nos va a encontrar en lugares distintos».

 

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¿Un plan o un sueño?: Macri, Cristina y demás problemas de la oposición para dejar de ser comparsa

El Ejecutivo intenta capitalizar las diferencias en Unión por la Patria, la UCR y el PRO y rivalizar únicamente con el peronismo de cara a las legislativas del año que viene. Los movimientos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

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Entre los principales recursos con los que cuenta Javier Milei, tanto en el terreno electoral como, más todavía, en la disputa por definir el rumbo que tome el país, se suele destacar el flaco papel que han venido haciendo, y tal vez sigan haciendo, los demás partidos.

¿Ello obedece a que estos no tienen ni tendrán nada nuevo para ofrecer al país, son solo rémoras de un pasado que acumuló demasiados fracasos, o a que sus viejos líderes, demasiado desgastados por esa acumulación de fracasos, deben hacerse cuanto antes a un lado para permitir su renovación?

El oficialismo se inclina por lo primero. Y el horizonte político que desea para el país así lo evidencia. Lo dejó bien en claro en una reciente entrevista Patricia Bullrich, exladera de Mauricio Macri y de momento puntal de la construcción política de Milei, tal vez solo superada en ese rol por su hermana Karina y por el ministro Francos. Bullrich lanzó allí un pronóstico sobre las próximas elecciones legislativas, que pretende ser más que eso, quiere ser un plan: “En 2025 va a haber dos propuestas, la del cambio y la retrógrada”, dijo. En pocas palabras, Bullrich y el Gobierno esperan que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio.

Este plan oficial, en concreto, les permitiría lograr dos objetivos. Primero, que el peronismo siga bajo la hegemonía del kirchnerismo, en lo posible de la propia Cristina, y no surja entonces de allí nada más innovador para atraer a los electores. Segundo, que todas las fuerzas políticas moderadas o de centro, desde el radicalismo y el peronismo disidente hasta el mismo PRO, sean absorbidas por LLA o se vuelvan irrelevantes, porque sus votos migren masivamente, como ya sucedió en la segunda vuelta del año pasado, hacia los candidatos que ofrezca el mileismo.

 El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)
El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)

Ahora bien, ¿es este un plan o solo un sueño? ¿Va a encontrar el partido oficial el impulso suficiente de la economía para moldear la competencia hacia esta escena soñada? Habrá que ver. De momento lo está intentando, y lo cierto es que recibe bastante ayuda, no tanto de la economía, al menos de momento, como de los demás actores políticos.

En las últimas semanas, han llamado la atención de los observadores los intentos bastante desesperados tanto de Cristina como de Macri por volver a la escena, recuperar protagonismo ante el Gobierno, y también frente a actores con ellos en competencia por destacar en sus respectivos espacios.

Cristina lo viene haciendo con una regular intervención semanal, en actos masivos que se parecen bastante a los que hacía mientras fue vicepresidenta, y se vio ya para lo que le pueden servir: de bastante poco o nada.

Macri, por su parte, está buscando hace meses la quinta pata al gato para darle impacto a su recontra anunciado regreso a la presidencia del PRO, sin mayor éxito. Tal vez por haberse resignado paulatinamente a no contar en esta operación con la compañía de otras figuras importantes de su partido, como la propia Bullrich, o Larreta, tampoco los gobernadores Rogelio Frigerio o Nacho Torres, o siquiera de su primo Jorge.

Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)
Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)

En ambos casos se trata de líderes que creen seguir siendo imprescindibles para mantener unidas y en pie a sus respectivas fuerzas. Pero que por eso mismo obstruyen la posibilidad de que estas se renueven, suelten el lastre acumulado por los errores y los fracasos acumulados en los últimos años, y ofrezcan liderazgos y propuestas tal vez un poco más competitivos frente a Milei y su gente.

En el caso de Cristina, es evidente, sus intervenciones no solo están dirigidas a aprovechar lo que cree es un momento crítico para la consolidación del proyecto del Presidente, y la oportunidad que piensa se le abrió al respecto con la marcha universitaria, sino a combatir la amenaza de una rebelión interna contra sus seguidores más fieles, los de La Cámpora. Y entre esas amenazas internas destaca la de Axel Kicillof. Quien, para irritación de la señora, se viene sacando fotos con todo el mundo, desde la cúpula de la CGT hasta los gobernadores de JxC Torres y Pullaro, algo que, claro, Cristina no puede hacer ni emular: hace años que solo se saca fotos con ella misma. Y por más que lo de Kicillof no vaya mucho más allá de la foto, supone una amenaza suficiente para ella: debe sentirse más sola que nunca, y saber que ya nada le garantiza que, en ese giro al centro del gobernador bonaerense, no se esconda, en lo que le toca, un nuevo abandono a su suerte en los tribunales, y para su gente, la marginación en las próximas listas de candidatos.

Cristina Kirchner. (Foto: AFP)
Cristina Kirchner. (Foto: AFP)

En cuanto a Macri, lo ha intentado todo para evitar su sucesión, y sigue tratando que algo le funcione. Decidido a pasar por alto un hecho cada vez más palmario: entre los dirigentes no kirchneristas es solo superado por Larreta Lousteau en su índice de rechazo en las encuestas. Retomar la presidencia partidaria no va a resolver ese problema, puede agravarlo, y perjudicar aún más a su partido. Tal vez la única forma de evitarlo sería, una vez que esté al frente, organizar las cosas para hacer bien lo que hizo mal en 2019 con Bullrich: prepararle el terreno a un sucesor, que debería ser ahora necesariamente uno de los gobernadores, y dar un definitivo paso al costado.

Pero la política argentina es muy curiosa, todos la sufren, pero nadie quiere abandonarla. Seguramente porque esperan que los ciclos de inestabilidad, las crisis recurrentes y los frecuentes ataques de amnesia que la caracterizan jueguen a su favor, y les ofrezcan una nueva oportunidad. Detrás de ese sueño han ido infinidad de “ex”, insistiendo hasta el final en ser todavía promesas. La enorme mayoría, sin éxito, para desgracia de sus seguidores y ventaja de sus adversarios. Milei debe estar muy agradecido.

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