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Juan Manuel Casella apuntó contra el silencio de la UCR sobre la candidatura de Lijo a la Corte y denunció “un pacto de impunidad preelectoral”

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Exlegisladores radicales reclamaron a sus senadores que se opongan a la designación del juez federal Ariel Lijo como juez de la Corte Suprema de Justicia, pidieron al partido que se pronuncie expresamente en contra el candidato y denunciaron que hay un pacto de impunidad entre el presidente Javier Milei y el kirchnerismo detrás de esta postulación.

A un mes de ese reclamo, presentado a través de una carta pública firmada entre otros por Juan Manuel CasellaElva Roulet, Raúl Galván, Elsa Kelly y el constitucionalista Antonio María Hernández, el Comité Nacional de la UCR, que preside Martín Lousteau, mantiene su silencio. En diálogo con LA NACION, Casella reafirmó el rechazo a la postulación de Lijo y el reclamo a los senadores de la UCR para que no la avalen, ni con su voto, ni con su ausencia. El referente radical dijo que es necesario que el partido se pronuncie en contra de Lijo para que, de ese modo, los legisladores no puedan sustraerse a esa política partidaria a la hora de votar.

–¿Por qué se pronunció en contra de la postulación de Lijo?

–Soy abogado y por lo tanto tengo el concepto claro de lo que debe ser un juez de la Corte; y además soy radical, por lo que quiero una Justicia independiente con la adecuada división de poderes. La función del juez Lijo es operar en la Justicia, de manera que su eventual llegada a la Corte terminaría distorsionando el concepto de autonomía del Poder Judicial. Hay otros operadores en la justicia, como Daniel Angelici, que es un notorio operador, pero todo es mucho más grave cuando se trata de un juez, o del hermano de un juez, cuando actúa con su protección.

–El radicalismo no se pronunció sobre la candidatura de Lijo…

–Nuestra nota es del 27 de marzo y desde entonces hubo algunas voces aisladas. Pero esto hay que hacerlo público, sobre todo cuando la conducción partidaria está silenciosa. Ahora hay algún pronunciamiento aislado, pero no hay una manifestación formal del Comité Nacional del radicalismo. Reclamamos al Comité Nacional que se pronuncie en defensa de la autonomía del Poder JudicialMartín Lousteau habló de que debería ser una mujer, por la paridad de género, y está bien dicho eso en cuanto al género, pero el rechazo de Lijo debería darse porqué no ofrece la necesaria garantía de independencia.

El juez Ariel Lijo
El juez Ariel LijoArchivo

–¿Por qué hablan de un pacto de impunidad?

–Por la actitud de Cristina Kirchner y del peronismo, que se mantuvieron silenciosos. Cristina Kirchner está pensando en su situación judicial. Como cualquier persona que está condenada y acusada en otras causas, se pasa el día pensando en su situación judicial y de ahí a llegar a un acuerdo político de impunidad, hay un paso.

–¿Por qué cree que Milei haría un pacto de impunidad con el kirchnerismo?

–Esto es una opinión, pero creo que se trata de un pacto de impunidad preelectoral. Cuando se produce el apoyo de Sergio Massa a la candidatura de Milei, lo que hace es dividir el voto opositor. Massa no solo lo sustenta con candidatos, sino que además –dicen– que con algún apoyo financiero. Y en ese apoyo tiene que haber una acción a cambio, que es ayudar a Cristina Kirchner para que no aparezca condenada. Esto es una opinión mía, lo subrayo, no hechos, sobre los que no tengo pruebas.

–¿Pudieron persuadir a los senadores radicales de que mantengan esta posición?

–Dimos a publicidad la carta, incluyendo que deben votar en contra y además que no deben ausentarse en el momento de la votación. El porcentaje de mayoría que se requiere es de los dos tercios de los senadores presentes, no del total de miembros, por lo que no deben levantarse e irse en el momento de votar como una manera de favorecer el porcentaje, ya que si salen del recinto disminuye la cantidad de votos positivos.

–¿Con su experiencia política, que cree que va a suceder?

–No sé lo qué va a pasar, no sé qué va a hacer el peronismo, que tiene 33 senadores y es el bloque mayoritario. No sé qué va a pasar con los radicales, pero tengo la esperanza de que los senadores radicales voten en contra de Lijo. No tengo la seguridad. No hay una definición del Comité Nacional, tampoco.

–¿Por qué insiste en la importancia de que la UCR se pronuncie oficialmente?

–Los partidos políticos funcionan con una conducción nacional y los bloques en las cámaras son sus instrumentos legislativos. En el Congreso, los bloques no deben resolver por sí solos, sino en conjunto con la autoridad partidaria. Si no se pronuncia el Comité Nacional los senadores se van a sentir más liberados a la hora de votar.

En la nota dada a conocer días atrás, los radicales que la firmaron expresaron que “ser juez supone inexcusablemente ser independiente e imparcial en el ejercicio de su función, conocer las causas y el derecho, tener prudencia, poseer conciencia social y compromiso de continuar su formación jurídica y humanista, justo y considerado con sus colaboradores y con los abogados y demás auxiliares de la Justicia y sobre todo humilde, no perdiendo de vista que –aunque ostente un cargo con honores– es un servidor de la sociedad”.

Y concluyeron que la postulación de Lijo no tiene estas características: “Esta definición nos lleva a preguntarnos si la nominación de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema se encuadra dentro de esos requisitos. La respuesta es totalmente negativa. Ese actual magistrado tiene acusaciones tan graves que, de ser ciertas, lo hacen de lo peor de los tribunales federales, y merecedor sin duda de un juicio político”.

“Ignoramos, aunque suponemos la existencia de oscuros pactos de impunidad, lo que ha llevado a un Gobierno proclamado anticasta a proponer a uno de sus más conspicuos integrantes. Reclamamos de todos y cada uno de los senadores de la Unión Cívica Radical que se opongan a ese intento de cooptar nuevamente a la Justicia, advirtiendo que no existe razón valedera alguna para entrar en un intercambio de favores con el actual Gobierno, ni con el partido justicialista kirchnerista.

Por eso hablaron de un “pacto de impunidad con el kirchnerismo” detrás de la postulación de Lijo. “El público reconocimiento de que el Gobierno espera el apoyo de los senadores peronistas para alcanzar los dos tercios necesarios para esa designación apunta con claridad a ese objetivo, atendiendo a los antecedentes del propuesto y a los riesgos que acechan a la expresidenta en el plano judicial”, sostuvieron.

Los senadores de la Unión Cívica Radical no pueden aceptar esa maniobra, que limitaría la capacidad de decisión autónoma del cuerpo que constituye la garantía final de la libertad personal y la estabilidad jurídico-patrimonial para todos los argentinos. Los senadores radicales no deben dar la sensación de que carecen de la personalidad necesaria para resistir la presión de los operadores que, desde adentro o desde afuera de nuestro partido, trabajarán para impulsar ese nombramiento”, escribieron.

Y desafiaron a Milei a “eliminar la palabra casta de su vocabulario” a partir de esta postulación, “ya que seguir utilizándola con el sentido que hasta ahora le dio a ese calificativo, constituiría una grosera demostración de hipocresía”.

Firman la exhortación Raúl Galván, Juan Antonio Portesi, Jorge Sappia, Juan Manuel Casella, Elva Roulet, Antonio María Hernández, Guillermo David San Martín, Elsa Kelly, Luis Miralles, Juan José Giombini, Luis Podio, Ignacio Antonio Respuela, Julio Ginzo, Diego Barovero, Gunardo Pedersen, Enrique López, José Esteban Herrera, Luis Blanco, Jorge Lapeña, Rosana Galasi, Nicolás Teodosiu, Roberto Rodríguez Vagaría, Selva Valdez, Guillermo Faviano, Néstor Monea, María Teresa Flores, Roberto López Fagúndez, Guillermo Moreno Hueyo, Juan Carlos Guerra, Luis Podio, Ricardo Sánchez, Alfredo del Monte, Cecilia Campos, Gonzalo del Cerro, Marta Carraro, Martín Quintar, Víctor de Martino, Luis Folino, Omar Bruzzo, Mónica Mastandrea y Ramón Naveiro.

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Politica

¿Un plan o un sueño?: Macri, Cristina y demás problemas de la oposición para dejar de ser comparsa

El Ejecutivo intenta capitalizar las diferencias en Unión por la Patria, la UCR y el PRO y rivalizar únicamente con el peronismo de cara a las legislativas del año que viene. Los movimientos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

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Entre los principales recursos con los que cuenta Javier Milei, tanto en el terreno electoral como, más todavía, en la disputa por definir el rumbo que tome el país, se suele destacar el flaco papel que han venido haciendo, y tal vez sigan haciendo, los demás partidos.

¿Ello obedece a que estos no tienen ni tendrán nada nuevo para ofrecer al país, son solo rémoras de un pasado que acumuló demasiados fracasos, o a que sus viejos líderes, demasiado desgastados por esa acumulación de fracasos, deben hacerse cuanto antes a un lado para permitir su renovación?

El oficialismo se inclina por lo primero. Y el horizonte político que desea para el país así lo evidencia. Lo dejó bien en claro en una reciente entrevista Patricia Bullrich, exladera de Mauricio Macri y de momento puntal de la construcción política de Milei, tal vez solo superada en ese rol por su hermana Karina y por el ministro Francos. Bullrich lanzó allí un pronóstico sobre las próximas elecciones legislativas, que pretende ser más que eso, quiere ser un plan: “En 2025 va a haber dos propuestas, la del cambio y la retrógrada”, dijo. En pocas palabras, Bullrich y el Gobierno esperan que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio.

Este plan oficial, en concreto, les permitiría lograr dos objetivos. Primero, que el peronismo siga bajo la hegemonía del kirchnerismo, en lo posible de la propia Cristina, y no surja entonces de allí nada más innovador para atraer a los electores. Segundo, que todas las fuerzas políticas moderadas o de centro, desde el radicalismo y el peronismo disidente hasta el mismo PRO, sean absorbidas por LLA o se vuelvan irrelevantes, porque sus votos migren masivamente, como ya sucedió en la segunda vuelta del año pasado, hacia los candidatos que ofrezca el mileismo.

 El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)
El Gobierno espera que el año que viene compitan solamente sus listas y las del kirchnerismo, que no haya nada en el medio. (Foto: REUTERS/Matias Baglietto)

Ahora bien, ¿es este un plan o solo un sueño? ¿Va a encontrar el partido oficial el impulso suficiente de la economía para moldear la competencia hacia esta escena soñada? Habrá que ver. De momento lo está intentando, y lo cierto es que recibe bastante ayuda, no tanto de la economía, al menos de momento, como de los demás actores políticos.

En las últimas semanas, han llamado la atención de los observadores los intentos bastante desesperados tanto de Cristina como de Macri por volver a la escena, recuperar protagonismo ante el Gobierno, y también frente a actores con ellos en competencia por destacar en sus respectivos espacios.

Cristina lo viene haciendo con una regular intervención semanal, en actos masivos que se parecen bastante a los que hacía mientras fue vicepresidenta, y se vio ya para lo que le pueden servir: de bastante poco o nada.

Macri, por su parte, está buscando hace meses la quinta pata al gato para darle impacto a su recontra anunciado regreso a la presidencia del PRO, sin mayor éxito. Tal vez por haberse resignado paulatinamente a no contar en esta operación con la compañía de otras figuras importantes de su partido, como la propia Bullrich, o Larreta, tampoco los gobernadores Rogelio Frigerio o Nacho Torres, o siquiera de su primo Jorge.

Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)
Mauricio Macri. (Foto: NA / Mariano Sánchez)

En ambos casos se trata de líderes que creen seguir siendo imprescindibles para mantener unidas y en pie a sus respectivas fuerzas. Pero que por eso mismo obstruyen la posibilidad de que estas se renueven, suelten el lastre acumulado por los errores y los fracasos acumulados en los últimos años, y ofrezcan liderazgos y propuestas tal vez un poco más competitivos frente a Milei y su gente.

En el caso de Cristina, es evidente, sus intervenciones no solo están dirigidas a aprovechar lo que cree es un momento crítico para la consolidación del proyecto del Presidente, y la oportunidad que piensa se le abrió al respecto con la marcha universitaria, sino a combatir la amenaza de una rebelión interna contra sus seguidores más fieles, los de La Cámpora. Y entre esas amenazas internas destaca la de Axel Kicillof. Quien, para irritación de la señora, se viene sacando fotos con todo el mundo, desde la cúpula de la CGT hasta los gobernadores de JxC Torres y Pullaro, algo que, claro, Cristina no puede hacer ni emular: hace años que solo se saca fotos con ella misma. Y por más que lo de Kicillof no vaya mucho más allá de la foto, supone una amenaza suficiente para ella: debe sentirse más sola que nunca, y saber que ya nada le garantiza que, en ese giro al centro del gobernador bonaerense, no se esconda, en lo que le toca, un nuevo abandono a su suerte en los tribunales, y para su gente, la marginación en las próximas listas de candidatos.

Cristina Kirchner. (Foto: AFP)
Cristina Kirchner. (Foto: AFP)

En cuanto a Macri, lo ha intentado todo para evitar su sucesión, y sigue tratando que algo le funcione. Decidido a pasar por alto un hecho cada vez más palmario: entre los dirigentes no kirchneristas es solo superado por Larreta Lousteau en su índice de rechazo en las encuestas. Retomar la presidencia partidaria no va a resolver ese problema, puede agravarlo, y perjudicar aún más a su partido. Tal vez la única forma de evitarlo sería, una vez que esté al frente, organizar las cosas para hacer bien lo que hizo mal en 2019 con Bullrich: prepararle el terreno a un sucesor, que debería ser ahora necesariamente uno de los gobernadores, y dar un definitivo paso al costado.

Pero la política argentina es muy curiosa, todos la sufren, pero nadie quiere abandonarla. Seguramente porque esperan que los ciclos de inestabilidad, las crisis recurrentes y los frecuentes ataques de amnesia que la caracterizan jueguen a su favor, y les ofrezcan una nueva oportunidad. Detrás de ese sueño han ido infinidad de “ex”, insistiendo hasta el final en ser todavía promesas. La enorme mayoría, sin éxito, para desgracia de sus seguidores y ventaja de sus adversarios. Milei debe estar muy agradecido.

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