“La Iglesia en Canadá, después de haber sido herida y desolada por el mal que perpetraron algunos de sus hijos, ha comenzado un nuevo camino”, reconoció el pontífice al encontrar a miembros del clero local en la Catedral de Nuestra Señora de Quebec.
“Pienso en particular en los abusos sexuales cometidos contra menores y personas vulnerables, crímenes que requieren acciones fuertes y una lucha irreversible”, enfatizó Jorge Bergoglio en esa dirección, en la primera referencia concreta a ese tipo de delitos durante la gira que inició el domingo y por la que visita el país norteamericano hasta mañana.
“Yo quisiera, junto con ustedes, pedir nuevamente perdón a todas las víctimas; el dolor y la vergüenza que experimentamos debe ser ocasión de conversión, ¡nunca más!”, agregó luego el Papa, que el lunes había hecho un primer pedido de perdón a los pueblos indígenas Métis, Inuit y First Nations por el “mal” cometido por cristianos en el régimen de internados.
Así, “pensando en el camino de sanación y reconciliación con los hermanos y las hermanas indígenas, que la comunidad cristiana no se deje contaminar nunca más por la idea de que existe una cultura superior a otras y que es legítimo usar medios de coacción contra los demás”, expresó Francisco.
En su encuentro con sacerdotes, obispos y seminaristas de hoy, Bergoglio llamó a los religiosos a recuperar “el ardor de su primer obispo, san François de Laval, que se enfrentó contra todos los que degradaban a los indígenas induciéndolos a consumir bebidas para engañarlos”.
“No permitamos que ninguna ideología enajene y confunda los estilos y las formas de vida de nuestros pueblos para intentar doblegarlos y dominarlos”, enfatizó luego, antes de pedirles que “para acabar con esta cultura de la exclusión es necesario que empecemos nosotros: los pastores, que no se sientan superiores a los hermanos y a las hermanas del Pueblo de Dios”.
